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Han pasado unas semanas desde que el Cholo se hiciese cargo del banquillo rojiblanco y, como siempre en la historia moderna del club, todo vuelve al principio en un desesperante regreso al pasado. Cada vez que el Atlético se acerca a las posiciones que por solera, tradición y palmarés se merece, una crisis de resultados echa por tierra el trabajo anterior y la mediocridad vuelve a instalarse bien cerquita del Paseo de los Melancólicos.

Es el jugador de la semana, con permiso del talento portugués de la soberbia o la magia innata argentina del hombre burbuja. Juanfran, aquel que es llamado para salir en Estudio Estadio por una jugada magnífica en los últimos minutos, se ha ganado llenar la página que corresponde al Atleti en los periódicos deportivos madrileños.

Pero eso sólo son periódicos. Lo de Juanfran viene de lejos. Tan lejos como puede parecernos un año.

Aunque nunca he sabido si lo bueno era la cal o la arena, lo que es indiscutible es que se trata de una expresión que denota la brutal diferencia entre dos elementos comparables y cuyos resultados son bien distintos. Es esto mismo lo que le está sucediendo esta temporada o, mejor dicho, esta segunda parte del curso a los laterales del Atlético de Madrid. Dos de ellos, uno por pura coincidencia, han encontrado su sitio en el Calderón

La mayor tragedia de la historia de España y de Europa no mereció el recuerdo en el partido que disputó el Atlético de Madrid una mañana de un 11 de marzo . Una nueva muesca más en el debe de un club que no hizo honor a lo que debería esperarse de una institución arraigada en Madrid desde hace casi 109 años. A escasos kilómetros de donde se disputó el partido, ocho años antes más de 190 personas inocentes fueron asesinadas. Para el club este brutal atentado no mereció un minuto de silencio

«Un juego poco fluido». Sin duda, la frase que Diego Pablo Simeone más ha repetido en su comparecencia ante a la prensa tras la victoria ante el Granada. Unos minutos antes, visitaba la sala de medios, un viejo conocido de la afición colchonera, Abel Resino para quien «el Granada ha competido muy bien y ha merecido más. Nos ha faltado el resultado pero estoy muy contento con mis jugadores». Reclamó también el ex-guardameta rojiblanco tiempo para ver tranquilamente «la expulsión de Henrique»

En uno de los mejores escenarios posibles del fútbol europeo, el Olímpico de Roma, el Atlético de Madrid se marcó un partidazo. Hay que remontarse hasta mediados de los 90 para recordar un Atleti tan superior a todos los rivales a los que se ha ido enfrentando durante los últimos seis partidos. Hoy era una cita especial. Comenzaba la carrera hacia la final europea y los profesionales acudieron a ella con la intención de no defraudar. Querer es poder. Quisieron y pudieron.

Cuando se empata un partido con un juego como el que hizo ayer el Atlético de Madrid, te queda como argumento el fútbol que has desarrollado. Cuando se empata un partido mezquinamente, te queda la nada. El premio es el mismo, sin embargo la sensación es muy diferente. Jugar mal no garantiza ganar, jugar bien tampoco, pero te deja más cerca del triunfo. Ayer el Atlético padeció sus limitados recursos goleadores y la tozudez de un portero que se empeño en terminar el partido imbatido.