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El Atlético de Madrid encara el partido de la quinta jornada de Liga que le enfrentará al Sporting de Gijón. Con la ilusión por las nubes después de los últimos partidos, pero sobre todo tras la contundente victoria el domingo pasado, el Atleti deberá ganar para seguir el ritmo de los primeros clasificados, sobre todo teniendo en cuenta que el sábado visitamos el Camp Nou.

El Atleti ha logrado juntar a varios buenos centrocampistas que están ofreciendo un nuevo estilo de juego que hacía tiempo no tenía continuidad en los colchoneros.

Hay gente que nace estrellados y otros con estrella. Hay quienes nacen morenos o rubios, altos o bajos, guapos o feos. Hay quien convierte en otro todo lo que toca y quien lo hace en miseria. Hay futbolistas que nacen para marcar goles y otros que no marcan uno ni a la Puerta de Alcalá. Falcao es un de esos futbolistas que tiene el gol en las entrañas. Con el alma futbolera marcada con el hierro del gol.

Tras el partido de Valencia, algunos ya empezaban a dudar de Falcao.

Muchos atléticos habrán conocido un glorioso pasaje de la historia rojiblanca gracias a unas desafortunadas declaraciones de McNeill, jugador del Celtic del año 1974. De no ser por ellas, este partido hubiera pasado más desapercibido y con él una de las eliminatorias más legendarias disputadas por el Atlético de Madrid. Y es que la gloriosa historia colchonera pasa sin pena ni gloria hasta para los propios seguidores colchoneros.

El Atlético de Madrid ultima su pretemporada y cae por la mínima ante el Valencia. Puede parecer una broma una frase así cuando ya estamos en la tercera jornada de la Liga, y si lo fuera sería una de muy mal gusto. Pero es la realidad que nos toca vivir año sí y año también bajo la gestión de Gil Marín y Cerezo. Fichajes tardíos, transfers que no llegan y salida de jugadores a últimísima hora hacen que, tras 3 semanas de comienzo de Liga, jornada de huelga y semana de selecciones incluída, los jugadores apenas hayan entrenado 3 veces juntos.

Estaba la afición con los ánimos encendidos los días previos al choque contra el Valencia. Tanto es así que el balón no había empezado a rodar cuando algunos atléticos proclamaban lo bien que estaba tocando la pelota el Atleti. La ilusión ni se compra ni se vende, se tiene o no se tiene. Y a tener ilusión, no nos gana nadie.

Siendo más realistas podríamos convenir que no parece muy probable que un equipo pueda ganar cuando el entrenador ha podido contar con toda la plantilla solo en tres entrenamientos.

Y se cerró el mercado, llego Diego y se completó la primera plantilla realmente compensada y sin bultos sospechosos que se recuerda por estos lares en al menos una década. Además por primera vez en tres años no se comete una «heitingada», esto es, venta de última hora de un jugador importante de la plantilla para el que no se tiene sustituto o apunta a titular. Pero, ¿hay motivos para estar contentos?

El «Mejor Gestor del Mundo» ha vuelto a demostrar su aptitud para dirigir proyectos y aún en la jornada 2 de Liga (¡ojo, la jornada 2!) no ha conseguido completar un equipo de fútbol competitivo. Viendo el partido tranquilamente en el palco se encontraban los dos mejores delanteros del Atleti. A la izquierda, uno recién llegado que ha costado la friolera de 40 millones de euros y que, cosas de gestores, no puede jugar porque falta un papel. A la derecha, uno que se va pero que aún seguía porque, cosas de gestores, aún no le habían pagado lo que se le adeudaba de la temporada pasada.