Apenas habían transcurrido unos minutos desde que saltase al terreno de juego y el destino le pegó una cornada a Óliver Torres. El canterano rojiblanco vivió en sus carnes una de las lesiones más dolorosas que existen ante una humilde afición que suspiraría por contar con un mago como el de Navalmoral de la Mata. Un ‘bajito’ de esos que son tan codiciados para pelear contra el agónico descenso que desde hace demasiadas semanas está instalado en Vallecas. Mucho me temo que para quedarse.