Cuando el Atlético de Madrid decidió fichar a Gabi en el verano de 2011 pensé que era una nueva metedura de pata de la dirección deportiva. Volver a un club dónde ya has estado suele ser sinónimo de fracaso, y más de la forma que se marchó Gabi del club. Aguirre le dio la confianza en la temporada 2006/2007, pero no pudo alcanzar el nivel que se le presuponía como el futuro organizador del primer equipo.