La gente tenía ganas de fútbol. Y se notó en el Calderón, que presentó unas gradas a rebosar. Nos hemos acostumbrado, definitivamente, a que la Liga comience mientras muchos españoles siguen disfrutando de los últimos días de vacaciones del verano -a la fuerza ahorcan-. Hemos aceptado, mediante imposición, muchas costumbres futboleras de otros países y ésta es una más. Y lo peor es que se copian las que contravienen nuestras costumbres y no las que pueden mejorar el espectáculo.