El Atlético de Madrid, 40 años después -¡quién nos lo iba a decir que fuera tan tarde y a la vez tan pronto!- jugará una nueva final de la Copa de Europa. Toda una vida. Una larga travesía por el desierto dulcificada por algunos oasis y agravada por acontecimientos tristísimos, con los que muchos, me incluyo, pensamos que nunca, nunca veríamos algo así ni viviríamos algo tan emocionante. Al fin, el Atleti encontró a su Moisés que lo ha guiado hasta la Tierra de Promisión: Simeone, por supuesto.