La épica era esto. Era la lesión de Diego Costa y la de Arda Turan con unos pocos minutos de diferencia. Era encajar un gol inmerecidamente. Era jugarse la Liga después de tanto sacrificio y sufrimiento en la casa del equipo que ha dominado el fútbol español y europeo durante diez años. Era perder la oportunidad de ganar la Liga en casa con los suyos para conquistarla en el Camp Nou, el mejor escenario posible y, así, seguir agrandando la leyenda de un club que ha escrito hoy una de las páginas más brillantes de sus 111 años de historia.