Apenas lleva dos temporadas en el Atlético y ya se ha convertido en uno de los futbolistas más queridos por la afición. Por sus venas no corre el gen del canterano, pero pocos osan en dudar de su amor a los colores; un amor, por cierto, más agradecido y sincero que el que otros que ahora levantan títulos de la Premier demostraron al equipo que les hizo jugadores de élite. Lo hace alguien que ni siquiera ha conocido al auténtico Atlético de Madrid.