A Adrián López le ha tocó llegar al Atlético de Madrid en medio de una gran tempestad. Con solo 22 años, una medalla de campeón de Europa Sub21 sobre el cuello y calzando una Bota de Oro de ese mismo torneo, su llegada no ha sido tan mediática en el Atlético de Madrid como cabría esperar. No es fácil pretender ser noticia en un caótico verano en el que De Gea ha decidido suceder a Van der Sar, el Kun Agüero ha escupido a la mano que le dio de comer y Forlán terminó por divorciarse de un equipo en el que ha vivido cuatro años dignos de la mejor montaña rusa.