En julio de 1993, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa aprobó la Resolución 1.003 sobre Ética del Periodismo. Entre otros derechos y obligaciones, se establecía el “deber de rectificar aquellas informaciones que sean falsas o erróneas”. Nunca informé de nada falso o erróneo sobre Diego Costa, pero creo que es de justicia que uno se quite la careta y rectifique todo aquello que dijo en el pasado sobre él, sobre sus opciones de convertirse en referente del Atlético de Madrid. Al fin y al cabo, según dicen, es cosa de sabios.