Durante muchos meses, parecía que nadie en Europa era capaz de encontrar el punto débil de este Atlético de Madrid, un equipo sólido y con un inagotable espíritu competitivo al que derrotar era algo casi imposible. En apenas tres días, aquello que parecía destinado a análisis de Cuarto Milenio se ha desquebrajado como un castillo de arena. Dos ganchos de derecha al mentón rojiblanco que han hecho saltar todas las alarmas de lo que parecía ser un bálsamo de aceite.