Los humanos tendemos a etiquetar dentro la categoría de raro simplemente aquello que desconocemos. Es así, pero no por humano deja de ser absurdo. Muchas de las rarezas que aplicamos con hilaridad al pueblo japonés lo hacemos precisamente desde la perspectiva de lo que nos es ajeno y lo explicamos a través de esa extraña querencia por aplicar el apósito de “raro” a todo lo inexplicable. Los japoneses culturalmente mantienen dos personalidades diferentes