Las bolas y manos inocentes del tradicional sorteo de la fase de grupos de la Liga de Campeones fueron benevolentes para el Club Atlético de Madrid. O no, según se mire. Cuatro años después, el himno adaptado de Tony Britten sonará en el Vicente Calderón frente a Zenit, Austria de Viena y Oporto. El termómetro general sonríe ante la aparente fortuna de haber evitado a los ‘cabezas de serie’ más potentes, al Borussia Dortmund, City o Napoli.