No tengo ningún problema en reconocer que a pesar de ir con toda mi ilusión a Vistalegre a ver el encuentro del sábado, en mi interior no daba un duro por las posibilidades reales que podía tener el BM. Atlético de Madrid frente al FC. Barcelona Intersport. Mi análisis se basaba en los siguientes aspectos: el concurso de Hombrados no estaba asegurado hasta unos días antes del encuentro (en los que ya sabía, o sospechaba que iba a perder las elecciones) frente a Sterbik, el, posiblemente, mejor portero del mundo.
Por otro lado, los pivotes. Si bien el Atlético de Madrid cuenta con el mejor pivote ofensivo, no es menos cierto que el Barça, con Sorhaindo y Noddesbo, tiene a dos armarios empotrados de 3 puertas y con una capacidad ofensiva a prueba de cualquier defensa. Luego, la primera línea barcelonesa es de quitar el hipo, con bestias del calibre de Dani Sarmiento, Raúl Entrerríos, Montoro, Mikel Aguirrezabalaga, Gurbindo y sobre todo, y por encima de todo, a Rutenka. Y por última, la defensa, que tantos problemas ha creado al BM. Atlético de Madrid esta temporada, con un omnipresente Virán Morros. Y no es sólo por nombres, es que el Barcelona sólo ha perdido un encuentro en TODA la temporada, contra el Fuchse Berlin y cuando ya no se jugaba absolutamente nada, porque tenía asegurada la primera plaza de su grupo de la Champions. En liga, copa Asobal y Copa del Rey no han perdido NI UN SÓLO encuentro.
El partido comenzó espeso, con mucho cuidado por parte de los equipo en no dejar huecos al rival, con recelo y precaución. Ataques larguísimos que a veces no llegaban ni al lanzamiento, defensas muy fuertes y acciones complicadas que acababan en poca cosa. La puntita, y nada más. El BM. Atlético de Madrid comenzó golpeando primero, adelantándose en el marcador apenas el tiempo que necesitaba el Barcelona para empatar. Así, el Barcelona se cargaba de tarjetas amarillas antes del minuto 7, presagiando un día duro para la defensa barcelonesa. Fue a partir del minuto 10, con 4-4 en el marcador cuando Ivano Balic empezó a mover algo más la bola y conseguir lanzamientos con opciones para Lazarov, que nos permitían una pequeña ventaja de 3 goles que nos hacía esperar lo mejor. Espejismo.
Los del Barça dieron la sensación toda la primera parte que si no estaban machacando al equipo local era porque no querían, porque Sterbik aparecía, apretaban los dientes y Sarmiento dejaba la bola a Rutenka o los extremos en posición clara de lanzamiento, de modo que el Barça empataba y posteriormente adelantaba al Atlético en el marcador. 7-8. Minuto 18. Tiempo muerto de Talant. Se consigue reaccionar con la aportación de Julen en el pivote, y los extremos. Grandísimo estuvo Roberto García Parrondo en ataque y defensa y Jonas Kallman en defensa, que se vació, absolutamente en esa posición. El Barcelona, antes de que acabara la primera parte consiguió ajustar un poco gracias a un espléndido Sterbik, que conseguía impedir que los atléticos se fueran con más de un gol de diferencia al descanso. 11-10 y todo por decidir.
Vistalegre sale de su pequeño estupor. 11200 personas en un pabellón al que habitualmente no van más de unos pocos miles se dieron cuenta que hoy sí que podía ser el día. Hoy Goliat podía caer derribado. Los filisteos estaban a tiro y 11.000 gargantas rugieron para convertirse en la honda que derribaría al coloso barcelonés.
Vistalegre, el sábado pasado, hizo valer, por fin, el factor campo. Rugió, pataleó, jaleó, coreó, vibró, sufrió y por encima de todo, animó al equipo local para llevarlo en volandas hacia el triunfo. Hubo dos circunstancias que propiciaron, si cabe aún más, este hecho. Por un lado, un Balic y un Hombrados, en absoluto estado de gracia, diciendo, hemos venido a ganar. Por otro lado, apareció el villano que la grada necesitaba para volcar en él su ira. Rutenka se ganó, a pulso, los pitos, gritos y abucheos del público. Protestón, siempre en todas las acciones violentas y con un punto de hiperexcitación que lo llevaban a perfilarse como el antagonista que la grada necesitaba para inflamar aún más las emociones y convertir en estruendoso cada ataque del Barcelona que poco a poco (sobre todo en la segunda parte) veía como se sucedían los errores, perdían la concentración, mientras el equipo colchonero, espoleado, acertaba una y otra vez en una defensa brutalmente efectiva.
El Atlético, tras unos minutos de intercambio de golpes comenzó a despegarse levemente. Primero dos goles, luego tres goles y por fin, la explosión, 4, 5, hasta 6 goles de diferencia a favor llegó a tener el BM Atlético de Madrid. A estas alturas, el campo parecía un campo de batalla, con parte de lesiones incluido. Kiril Lazarov estuvo magnífico en la primera parte y aportó lo que pudo en la segunda antes de romperse. Quedará para la memoria los dos lanzamientos de 7m que le hizo al gigantón Sterbik, tras varios amagos. Queda para la historia de este club la defensa con portero-jugador que hizo Ivano Balic, tras recorrerse como un poseso toda la pista para impedir un gol cantado y consiguiendo que todo el pabellón estallara en aplausos y gritos, levantando la moral hasta cotas de paroxismo.
El partido se volvía loco. Roberto se rompía y el público seguía jaleando, viendo a su equipo despegarse en el marcador. En aquellos momentos, sufríamos más por los siguientes 60 minutos que por lo que teníamos por delante. El partido estaba ganado, pero ¿a qué precio? No lo sabremos hasta el sábado que viene. Con 5 de ventaja, y faltando segundos, Hombrados le sacó un 7m a Albert Rocas y Dani Sarmiento provocaba una exclusión (que podría haber sido descalificación con informe si los colegiados hubiesen querido…) y el partido terminaba. 25-20 y una sensación de euforia difícilmente contenible.
Ví al Barça tocado. En toda la temporada no había estado perdiendo por 5-6 goles a 8 minutos del final de un partido. No tengo los datos, pero me atrevo a decirlo. Vi a un Barça que no sabía como atacar la defensa que propuso el BM. Atlético y por encima de todo, vi a un equipo entregado a una victoria pírrica, en el que cada balón, cada gol, valía su peso en oro. El BM. Atlético sabe que la nefasta temporada en cuanto a lesiones que está acarreando puede pasarle factura el sábado que viene y que 5 goles son mejor que 4. Y el Barça puede remontar, sin duda, pero este equipo está conjurado para ponérselo difícil.
Como he dicho más arriba, Hombrados jugó el sábado. Y lo hizo ante un público absolutamente entregado. Como ya he dicho en otros sitios, es un drama absoluto que este hombre tenga 41 años. Hoy ha perdido las elecciones a Presidente de la Federación de Balonmano. Estará triste, pero espero que tenga un pequeño consuelo. Gracias a ello, va a seguir haciéndonos disfrutar de su juego, su carisma, su personalidad y sobre todo, su enorme talento.
El resultado es amplio, sí, pero no definitivo. Sigamos respetando al Barcelona, que sigue siendo el mejor equipo de Europa, y por ende, del mundo. Eso debería hacernos reflexionar sobre el valor de lo conseguido el sábado y de los sueños, sustentados en acciones, que quedan por cumplir aún.
25 – ATLÉTICO (11+14):
Hombrados; Roberto García (4), Lazarov (6, 3p), Balic (4), Cañellas (6), Kallman (1) y Aginagalde (2) -equipo inicial- Dahl (ps), Miguel Sánchez (-), Edu Fernández (-), Ferrer (-), Romero (-), Davis (1), Jurkiewicz (1) y Masachs (-).
20 – BARCELONA (10+10):
Sterbik; Víctor Tomás (2), Gurbindo (-), Sorhaindo (3), Jernemyr (-), Morros (-) y Juanín García (2) -equipo inicial- Saric (ps), Noddesbo (-), Raúl Entrerríos (1), Sarmiento (2), Montoro (-), Aguirrezabalaga (1), Rutenka (6, 1p), Stranovsky (2) y Rocas (1p).
FOTO: BM. ATLETICO DE MADRID
No pude ni asistir a Vistalegre ni seguirlo bien por TV, solo con algunas conexiones para ver cómo iban y alegrarme con los 3-4-5 goles de diferencia con que iba ganando a cada momento.
Me alegra un montón esta verdaderamente inesperada victoria ante el todopoderoso Barcelona, hemos sacado una buena renta que defender y además 20 goles en contra no son muchos por lo que si marcamos en el Palau más de esos 20 goles nos puede servir perder de 5, a ver si entramos otra vez entre los 4 mejores
Mi lectura es muy similar a la suya. Dejar al Barça a 20 goles es casi mayor proeza que ganarle. Si no se dejar ir, el Atlético debería poder amarrar el resultado.