Poco a poco empezamos a entrar en esos momentos de temporada donde todo lo hecho no sirve para nada si todos los retos que se nos presentan no son superados.
Este año, el Atleti, justo de recursos y talento, ha multiplicado por 10 sus cualidades para paliar sus carencias. Ha asimilado las grandes virtudes de su entrenador y ha tejido una gran tela de araña basada en el compañerismo y la amistad que tienen los jugadores entre sí.
Se han dado una de esas combinaciones, que pasan muy de vez en cuando, de armonía y encuentro. Y la solidez de este dato no solo se demuestra en la clasificación, sino en la fortaleza que han demostrado en cada intento por parte de la prensa panmadridista (término que acuñó Daimiel) por destruir la alternativa al Barcelona, o la repugnante mercadería con la que se frota las manos los dueños ilegítimos del club.
Parece imposible que si una plantilla ha resistido a sospechosos habituales pueda temblar por dos resultados adversos en eliminatorias. Pero no. El fútbol nos descubre la villanía del heroísmo y como la gloria puede quedar enterrada en la nada si nada pasa.
Por la cabeza no pasa perder contra el Sevilla o no llegar a la final de la Europa League. Pero puede ocurrir, y el milagro perder su categoría divina. Ya se sabe, los aficionados al fútbol somos tan coherentes como cuando acudimos a las urnas a votar a nuestros representantes.
Pero pase lo que pase, no debemos olvidar que lo de este año es un verdadero milagro. Simeone ha conseguido llevar a la máxima expresión la palabra equipo pese a que sus jugadores son puestos en venta cada día por una banda que hace bueno al famoso Al Capone, sustentado por una prensa que ya ni puede tomarse en serio a sí misma si no fuese por los lectores que la otorgan una incuestionable credibilidad.
Y ya puestos a pedir milagros. Si un padre ve precioso a un hijo abominable, ¿por qué no pedir a los atléticos que exijan un equipo competitivo y la retención de sus estrellas a los tres dueños del club (Gil, Cerezo y Mendes)?
Como dice Simeone, partido a partido. El siguiente, Sevilla. Jueves.
Y como Berlanga… Los jueves, milagro.
Foto: Club Atlético de Madrid.
La verdad es que es pensar en las estrellas que pueden irse la temporada que viene y querer llorar de rabia. (Perdona si te ha molestado que me ponga un poco negativo antes del partido) En fin hoy otro jueves viendo la tele a ver que hace el atleti. Muy acertada la analogia con los hijos y los padres, me recuerda un poco a lo que pasaba con Perea.
Buen articulo. Un abrazo
Hoy! Aupa Atleti!!