Los agentes de los futbolistas son uno de los males que amenazan al fútbol moderno. Debido a la expansión económica del fútbol, más conocida como burbuja, producida por el dinero que les llegó a los clubes de las televisiones, todos quisieron pescar en el río de la abundancia. Los primeros que se apuntaron a la fiesta, con el visto bueno de los mandatarios, fueron los representantes legales de los jugadores que vieron una forma sencilla e inmediata de hacerse ricos a poco que supieran mover a sus representados por el mercado del balón.
Cualquier operación de traspaso y fichajes se convertía en una posibilidad de dar el pelotazo de su vida. Sus cuentas corrientes corrientes crecían con cada traspaso. A mayor número de operaciones, más comisiones, más pasta. El objetivo estaba claro, mover al personal de aquí para allá sin descanso.
Supongo que esto ha sido así desde que el profesionalismo llegó al mundo del fútbol. Las diferencias son que ahora hay más tiburones que viven de la representación y que antes muchos futbolistas tenían cariño al club al que pertenecían y no eran casos extraños, como ahora, los que empezaban y terminaban vistiendo los mismos colores.
En la actualidad, al abrir un periódico un día cualquiera del año nos podemos encontrar con las declaraciones del representante de fulanito diciendo que su futbolista va a solicitar una revisión del contrato firmado anteayer. O que quiere cambiar de aires para experimentar en otra liga diferente. El último ha sido el representante de Turan. En verano fue el padre de Falcao el que nos desveló los blancos sueños de su hijo. Y así podríamos continuar la larga lista de casos, a poco que echemos la vista atrás.
Los dirigentes deportivos han promovido toda esta situación. No tuvieron suficiente con las cantidades ingentes de euros que les llegaron y gastaban cada verano el dinero de dos o tres temporadas posteriores, sin que ningún organismo supervisor hiciera nada por controlar semejante dispendio. El fútbol español entró en una pérfida espiral que hoy continúa y que nadie sabe cómo detener.
El maná de los millones audiovisuales ha solucionado la vida a unos cuantos, pero ha agravado los problemas económicos del fútbol. Nos fijamos en las estrellas de la Liga y nos olvidamos de los futbolistas de los clubes modestos, incluidos los de Primera División, que se pasan meses sin cobrar. España es con una grandísima diferencia el país con más clubes de fútbol en concurso de acreedores por kilómetro cuadrado. En esto también somos líderes, como en cualquier otra clasificación negativa.
Habrá quien no lo quiera ver, pero «el fútbol español se muere«. Así lo dice José María Gay de Liébana en el Quinto Informe Anual Sobre La Situación Económica del fútbol Español y Europeo. El profesor titular de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Barcelona, y uno de los mayores estudiosos de las finanzas futboleras, aseguró en septiembre de 2012: «Hace un año pronostiqué que a la Liga le quedaban diez ediciones, ahora veo que cinco pueden ser muchas«.
No sé si cumplirá el negro augurio del profesor. Si a quienes mandan en el deporte español y, no me refiero sólo a los del fútbol, quieren un poquito a este deporte, bien harían en tomar cartas en el asunto de una vez por todas y cuanto antes, mejor.
No podemos estar tranquilos ni cuando la situación deportiva es PERFECTA…
Si se quieren ir, lamentablemente no se puede retener a un jugador en contra de su voluntad, pero que se lo digan al club y a final de temporada, no que desestabilicen un equipo propenso a líos (de uno u otro tipo)
Totalmente de acuerdo. No se respetan ni los momentos. Cada uno dice lo que le parece en el momento más inoportuno. Un desastre.
Eso es verdad, ya no se respeta nada, la gente habla por hablar y hacen lo que hacen sin ver las consecuencias que puede tener para el club, lo unico que quieren es ganar más y más pensando solo en su ombligo….fatal.