Yo tenía un amigo. De esos de cuando no había móviles y la gente quedaba a una hora, y normalmente era formal. Porque si no aparecías, dejabas esperando a la persona de turno el tiempo que tú llegaras tarde. Mi amigo, no obstante, vivía en un mundo paralelo en el que la formalidad y hasta el espacio-tiempo se curvaban de una manera en la que hicieras lo que hicieras, él siempre llegaba tarde. Y siempre tenía alguna explicación. No os descubriré nada nuevo si os digo que las explicaciones que daba eran de lo más peregrinas y algunas hasta sonrojantes. Sus amigos, éramos personas pacientes, evidentemente. Hasta que un día, que tendría que haber llegado años antes, decidimos irnos y no esperarle más.
El BM. Atlético de Madrid está en esa misma cuerda floja que separa la justificación de la más patética de las excusas. Del «..con poco más…» al «…la culpa es de…». Y está ocurriendo, evidentemente, en la única competición en la que esto puede ocurrir. En la Liga ASOBAL, devaluada, empobrecida, sólo hay dos equipos con suficiente fondo de armario para llevarse partidos sin tener que llamar a rebato. Y el Atlético, que es uno de los dos, lo está pasando francamente mal en algunos de estos envites, hasta que pierda, cualquier día de éstos. Sigue en lo más alto de la tabla porque aún no se ha enfrentado al FC Barcelona, que reconozcámoslo, hoy por hoy es mucho más equipo que el BM Atlético de Madrid. Pero la EHF Champions League…, eso es harina de otro costal. En esta competición juegan los mejores de Europa y en esta competición, los errores se pagan y no hay reválida, porque el factor campo en Europa pesa mucho más que en España, en el que juntar a 2000 aficionados sólo está al alcance de unos pocos, pero que en Alemania, por ejemplo, es una entrada flojísima, acostumbrados a meter 8000 personas en un polideportivo a reventar. Y ante estos equipos, no puedes permitirte el lujo de desperdiciar una ventaja de 3 goles a falta de 7 minutos y posesión de balón. Simplemente, no se hace. Porque pierdes. Y duele.
El partido comenzó como estaba previsto. El Veszprem sacaba a su artillero, Nagy, y se ponía a mover la bola la justo para que éste la enchufara. Y ya. Por otro lado, el Atlético de Madrid repartía mucho más el juego, movía más la bola y hacía jugar a la primera línea con la segunda (muy bien la segunda línea. con Masachs, Davies y Aguinagalde de inicio). El Atlético de Madrid aguantaba el resultado, y empezó a despegarse en el marcador cuando Hombrados empezó a entrar en acción y el equipo húngaro daba descanso a Nagy o, simplemente, se le apagaban las luces. Así, llegábamos a 8-5 que nos hacía soñar con un triunfo, si no cómodo, si al menos, trabajado. Entró el iraní Jamali y el central húngaro Csaszar por el Veszprem y el equipo visitante empezó a reducir la diferencia en el marcador, hasta que marcando el 8-8, empataban el partido y el capitán J.J. Hombrados caía rabiando de dolor, lesionándose otra vez apenas 8 días después de su vuelta. El parte médico de estos días es muy desalentador. Estaremos sin el capitán por lo menos hasta Mayo. Salió Magnus Dahl, frío, y recibió unos cuantos trallazos de los húngaros, que con poquito, seguían el partido casi sin tensión.
Talant sacó a Markussen, que es un jugador poco equilibrado. Tiene una altura tremenda, 2.11 m, pero muy poco peso (no llega a los 100 kilos), lo cual está muy bien si eres saltador de altura, pero es un problema serio de balance si eres lateral de balonmano. En ataque, cuando obtenía un metro de distancia, Markussen lanzaba unos zambombazos que hacían vibrar a la grada, mientras que en defensa, sufría para parar a su par, fuera cual fuera. Al final, en uno de sus lanzamientos, se llevó una delicia húngara (es un típico dulce de Budapest, que consiste en colocar ambos antebrazos, con cierta fuerza sobre el pecho del oponente) y se fue al suelo, y de ahí al banquillo, dolorido. Lesionado.
Y casi sin tiempo para reaccionar, nos acercamos al descanso, con 13-14, posesión, tiempo muerto y 20 segundos de tiempo. ¿Lo adivinan? Correcto. Perdemos el balón, contraataque y los húngaros se van, injustamente, al descanso con dos goles de ventaja.
Lo mejor y lo peor estaba por llegar. Hay que decir que el Atlético jugó 20 minutos de ensueño en la segunda parte. Muy equipo, muy sacrificado, colaborador. Sin individualidades y conectando. Moviendo sus piezas, el equipo madrileño fue recortando las diferencias, empatando y poco a poco, despegándose en el marcador. Magnus Dahl hizo una segunda parte espectacular, que espero le ayude a ganarse a una grada a veces fría con los suyos (la sombra de J.J. es muy alargada). En esas, llegamos a 25-22, minuto 53 y Antonio Carlos Ortega, español ilustre y entrenador del Veszprem, solicita tiempo muerto. Reordena sus filas, vuelve a salir Chema Rodriguez (muy apagado todo el partido) y Laszlo Nagy y manda quemar sus naves. No queremos prisioneros. Ataques rápidos, defensa sin compasión. Y así se fraguó la victoria del Veszprem. Nagy volvió a lanzar sin oposición y el Atlético de Madrid, incapaz de encontrar ni una pizca de liderazgo en ninguno de los jugadores de la cancha se estrellaba en inútiles percusiones frontales y bailes de salón a los que los húngaros asistían perplejos, recuperando bola tras bola y enviándola a las mallas de Dahl.
No sé si fueron las decisiones tácticas, o simple falta de madurez como equipo para gestionar una ventaja de 2-3 goles, pero de lo que estoy convencido es de que Talant ayer no pudo, o no supo, transmitir la calma que necesitaba el equipo para encontrar el hueco que les hubiera permitido superar al Veszprem en los últimos 5 minutos. El parcial fue de 1-5, con errores en los 7m de Lazarov incluidos, y un regusto amargo en la boca. Regusto a decepción, porque este partido era del Atlético de Madrid y tendría que haber marcado el despegue definitivo en la EHF Champions League.
Falta de acierto, lesiones, los árbitros, tiempo para conjuntarse… Las excusas se nos van agotando.
26 – ATLÉTICO DE MADRID: Hombrados; Masachs (2,1p), Lazarov (3), Cañellas (3), Jurkiewicz (1), Davis (1) y Aginagalde (4), Dahl (ps), Edu Fernández (-), Kallman (1), Ferrer (-), Romero (-), Markussen (3), Roberto García (1), Barachet (4) y Gojun (3).
27 – VESZPREM: Alilovic; Tamas Ivancsik (4, 2p), Sulic (-), Nagy (10), Schuch (-), Terzic (-) y Chema Rodríguez (1), Fazekas (ps), Vilovski (-), Gergo Ivancsik (-), Csaszar (2), Carlos Pérez (-), Laluska (1), Jamali (5), Ugalde (1) y Oneto (3).
Foto: Balonmano Atlético de Madrid.
Don Ozelin: nos lo pinta usted muy negro el panorama del Balonmano Atleti en Europa, ¿no?
Tengo la sensación de que con la lesión de Hombrados se pierde, además de un gran portero, el líder que reclama usted en el artículo.
Lo único que nos salva de la debacle total es que pasan 4 de los 6 a los cruces. Y menos mal. Raro será que no acabemos por encima de suecos, rumanos y checos. Con suerte, para la segunda vuelta podamos pelear por el segundo puesto con los húngaros si ganamos allí por más de dos. Y luego, la lotería de los cruces. Lo cierto es que nuestro grupo es el más fuerte con diferencia. 3 de los 4 mejores equipos de Europa han caído juntos.
Las grandes crónicas son aquellas que ofrecen dos cosas al lector que se perdió el partido. Un análisis técnico de altura y la sensación de estar viéndolo mientras se lee. En apenas tres entradas lo estás consiguiendo, Oze. Chapeau.
Me sonroja usted, caballero.
Sus explicaciones técnicas nos hacen comprender mejor y más en profundidad este maravilloso deporte.
Saludos.
Se agradecen sus palabras.