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El derbi copero comenzó el domingo, en el mismo momento en el que Ayza Gámez expulsó a Cristiano Ronaldo. A partir de esa decisión se desató una ciclogénes periodística cuyo único fin era acribillar a críticas al árbitro y presionar al Comité que debía decidir cuál era la sanción que le iba a imponer al delantero del Real Madrid. Ha sido el monotema de los tres días siguientes a la archifamosa expulsión en las tertulias, informativos deportivos y en la prensa en todos los formatos existentes.

El ambiente que se creó alrededor del asunto fue absolutamente irrespirable. Pareció que Cristiano era el primer expulsado, acertada y/o equivocadamente, de la historia del fútbol. Pero así es la mayor parte de la prensa deportiva de España.

Como ingrediente fundamental de este asunto, no hay que olvidar, que el entrenador del Real Madrid advirtió un día antes que habían aprendido la lección del derbi de la Liga y que cambiarían su forma de jugar con respecto a ese encuentro. Se le podrá acusar a Ancelotti de lo que se quiera, pero nunca de que ese día no dijera la verdad. Porque el Madrid cambió su forma de jugar, ¡vaya si la cambió! Los futbolistas sabían que con el ambiente creado durante los días anteriores, Clos no tendría el valor para expulsar a otro jugador del Madrid.

En el minuto uno del partido, Clos pitó una falta a favor del Atlético de Madrid y, al unísono, cinco o seis futbolistas blancos lo acorralaron. Esta fue la primera prueba, aunque no la última, de que la actitud del Madrid durante todo el partido iba a obedecer a una estrategia perfectamente diseñada desde el vestuario blanco y preparada por los periodistas de turno en los días precedentes al derbi.

Los futbolistas del Madrid siguieron al pie de la letra lo que a buen seguro traían pensado de antemano: provocar a Diego Costa hasta que consiguieran desquiciarlo. Arbeloa con su pisotón, al cual la prensa deportiva no le ha dado casi ninguna importancia, Pepe con continuas provocaciones, faltas y hasta un moco, fueron los más destacados en este aspecto. No fueron estos hechos, sin embargo, lo que a mí, personalmente, más me indignaron. Ver sonreír a Pepe tan cínicamente delante de Diego Costa después de que Clos le mostrara, injustamente, la cartulina amarilla fue bochornoso.

No le voy a pedir a algunos futbolistas del Real Madrid, principalmente a los dos anteriores, que cambien su actitud. Tampoco a la prensa que deje de hacer lo que lleva haciendo toda la vida. Lo que sí le pido a los míos es que se den cuenta de lo que les espera hasta el final de temporada y que actúen con mucha inteligencia a partir de ahora.

Foto: Club Atlético de Madrid.