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El mejor del partido

Courtois

Bree

11-05-1992

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Ya ocurrió en la final de la Copa. Siempre, o casi siempre, recordamos a los goleadores, a los que dan el último pase, y muy poco a los porteros. En el tiempo perdurarán la genial jugada de Falcao y el gol de Costa, el centro de Koke y el remate de Miranda. Se recordarán, pero menos, las enormes paradas de Courtois a partir de las cuales, siendo justo, el Atleti empezó a creer en la remontada.

Si en Sant Andreu el Atleti salió cómo si estuviera jugando en el Bernabéu en Valencia no iba a ser menos. Desde el portero hasta el ariete todos eran jugadores de primera línea, excepto Guilavogui, que era su primer partido serio del curso. El futbolista que realmente marca la línea de la seriedad con la que el Atleti afronta los partidos es Courtois. Aranzubía jugó los partidos de la primera eliminatoria de Copa, hoy era el momento de calibrar la importancia que Simeone le da esta temporada a la Copa del Rey. Y ya supimos desde el instante después de conocer la alineación que es mucha.

Thibaut fue el mejor del choque, rivales incluidos. Salvó al Atleti de una derrota y, si me aprietan, a derrota lo acompañaría de abultada. Porque el Atlético jugó mal. Le faltó intensidad, manejo de la pelota y creatividad. Ya sabemos que es el defecto más grave de este equipo. Da la casualidad de que sus jugadores más imaginativos y con mayor poder de manejar la pelota: Koke, Filipe Luis y Arda, están teniendo todos a la vez un sensible bajón en su juego. Y, lógicamente, tiene su repercusión en el mal juego de estos dos últimos partidos.

Simeone recurrió por enésima vez a Adrián cuya misión era la de conectar el medio del campo con Diego Costa. Jugó de segunda punta trasladando a Raúl García a la banda diestra. Entre que Adrián no está, ni parece que vaya a estar, y que el rendimiento de Raúl disminuye directamente proporcional a la distancia que le separa de la línea de cal el Atlético no dio una a derechas en toda la primera parte.

El Valencia utilizó muy bien las bandas, salió rápido y preciso desde el centro del campo y el Atleti sufrió. Mucho más en la segunda parte, en la cual emergió la figura larguirucha y enorme del mejor portero del planeta. Al Atlético de Madrid se le ha presentado una segunda oportunidad para tener un portero para los próximos 10 o 12 años. De Gea podría haberlo sido, pero la libras esterlinas que puso el Manchester United encima de la mesa del despacho del Consejero Delegado frustraron su carrera en el Atleti. El club buscó otro portero y acertaron plenamente. Falta que rematen la faena y que hagan todo lo posible e imposible por comprar los derechos del portero belga al Chelsea. Simeone se lo va a reclamar.

Los cambios que Simeone introdujo en la segunda mitad surtieron efecto inmediato. Primero porque el Atlético de Madrid empezó a jugar en igualdad de condiciones que el Valencia, es decir, con el mismo número de jugadores que el contrario. La aportación e Adrián fue tan escasa que no me queda otra que decirlo si pretendo ser sincero. Segundo porque el equipo se reordenó en todas sus posiciones.

La colaboración de Guaita en el gol de Raúl García fue generosísima. A Raúl le bastó con estar, como siempre, bien colocado y remachar con la cabeza el balón que le cedió el portero valencianista. Lejos de manejar el partido con el oficio de otras ocasiones, el Atleti volvió a recular por incapacidad para retener la pelota y porque el equipo contrario se lanzó a tumba abierta. Ocurrieron las dos cosas y me atrevería a apostar que fue el Atleti el que le siguió dando esperanzas al Valencia hasta que pudo conseguir el empate. La fe que ha tenido en otras ocasiones en ganar los partidos la puso en exceso en su capacidad de neutralizar todas las acciones atacantes del rival. Esta vez la fe flaqueó.

El Atlético de Madrid sacó un buen resultado de Mestalla, pero lanzó algunas señales preocupantes. Que Guilavogui, Alderweireld y, por encima de todos, Courtois, fueran los más destacados lo son.