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Superó el Atleti el contratiempo de Cornellá con un puñetazo encima de la mesa en Viena. El equipo se ha sacudido el polvo con una naturalidad digna de equipo grande borrando de un plumazo la idea de que la burbuja en la que vive este equipo desde hace tiempo pueda resquebrajarse. Pero en el día a día del Atlético de Madrid hay un runrún que suena cada vez con más fuerza conforme se acerca el mercado invernal: un hipotético retorno de Diego Ribas.

Se unen muchos factores que hacen prever un desenlace favorable para quienes desean esa vuelta. Por un lado, no es secreto que Simeone profesa una enorme devoción por el centrocampista brasileño. Por el otro, es más que notorio el mal momento que atraviesa en el Wolfsburgo y que ha llevado a su entrenador a plantear seriamente si merece la pena renovar su contrato más allá de su fecha de finalización en junio de 2014. Por si fueran pocos ingredientes, Diego lanzó un significativo y populista tuit dejándose querer por la afición rojiblanca pese a que poco tiempo atrás pregonaba a los cuatro vientos su felicidad en Alemania.

Gracias a todos los aficionados del Atlético Madrid por el cariño de siempre !! #atleti #atleticomadrid

— Diego Ribas (@ribasdiego10) October 19, 2013

¿Debería volver Diego al Atlético? Quizá su momento haya pasado. Se fue un centrocampista recuperado para la causa después de varios años a la deriva y el tiempo demostró que su temporada en Madrid no fue sino un oásis en una carrera de un jugador que pudo ser grande y dominar y que se ha quedado en el camino. No habría que descartar la posibilidad de que su nueva oportunidad en el Calderón fuese otro borrón más que acumular en su lista.

Por otro lado está el condicionante económico. De venir en verano, gratis, el jugador exigiría una ficha que quizá el Atlético no está dispuesto a asuimir. De venir en Navidades, habría que rascarse el bolsillo pero sus emolumentos no serían tan altos, si bien podrían superar los de otros jugadores asentados en la plantilla como Koke, Gabi o el propio Diego Costa. Un dilema, como decíamos, para la dirección deportiva del Atlético de Madrid.

Puestas las cartas sobre la mesa y presentados los pros y los contras, habría que escudriñar cuál sería el papel de Diego en el actual Atlético de Madrid, un equipo que gracias a Simeone ha superado las traumáticas salidas de Reyes, Falcao o el propio Diego. ¿Tendría sitio en el once inicial que todos recitamos de memoria? Solo se me ocurren dos opciones: sacrificar a Mario Suárez, retrasando la posición de Koke o asumiendo que el fichaje de Villa no ha sido lo que se esperaba y relegándole al banquillo, aún sabiendo que el asturiano no es precisamente un jugador revulsivo para las segundas partes.

Servidor, sintiéndolo mucho, y no olvidando jamás todas las tardes de gloria que dio aquí en un año inolvidable, no ficharía a Diego. Frenar la progresión de Koke o del mismo Óliver Torres no me parece una operación inteligente pensando en el futuro. El único escenario con el que vería con buenos ojos la operación sería que el futbolista viniese aquí a empezar de cero. A mamar banquillo si fuese necesario y a pelear por un puesto que antaño tenía asegurado por la falta de competencia de quienes le rodeaban. Terminado el texto, ya lo ven, la hipotética llegada de Diego sigue siendo todo un dilema.