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Les gustaba más el Atleti de plastilina, de blandiblú. Fofo, amorfo. Sin ideario, sin alma, sin espíritu, sin corazón. Un Atleti que se venía abajo al menor contratiempo. Un equipo en el que sus jugadores se acomodaban porque no se les exigía nada. Un club que contrataba entrenadores que no tenían ninguna identificación con los valores históricos de la entidad. El Atleti vivió amancebado con la desidia durante lustros. Ese era el Atleti que satisfacía a los rivales.

El Atlético de Madrid es ahora un equipo incómodo y temido, contra el que nadie quiere jugar porque saben que competirá cada minuto del encuentro. Peleará el primer balón del partido con la misma fuerza que el último. El equipo que quiera ganarlo tendrá que sudar más que él y correr más que él, unos desafíos que muy pocos superarán.

Acaso por eso, porque ve muy difícil que su equipo, el Athletic, pueda llegar a semifinales de la Copa, Jon Rivas escribió en El Mundo el pasado viernes un zafio artículo contra el Atleti. Rivas se arroga la potestad de separar a su derecha a los nobles y a su izquierda a los plebeyos, entre los que merece estar en lugar destacado el Atlético de Madrid. El artículo se titula: Pasado noble, presente macarra; para que no quede duda de lo que escribe a continuación.

Tras una breve introducción recordando la procedencia bilbaína del Atlético de Madrid, imagino que de ahí lo del noble pasado, cita al doctor Cabeza y alude a los programas de Telecinco en los que Jesús Gil salía bañándose en una piscina para llegar a una lógica conclusión: el Atleti es un club macarra.

Sin embargo, la transformación de noble a barriobajero, según él, no se ha producido en los últimos tiempos. Para convencer al lector no tiene ningún reparo en mezclar, lo cual es una constante en todo el escrito, a Javier Barroso con Alfonso Cabeza, Jesús Gil y Vicente Calderón; con el cuál ya se había ‘agrandado el declive nobiliario’, advierte. ¡Y la afición del Atleti que creía que don Vicente era todo un caballero, hasta que ha llegado Rivas y nos ha descubierto al verdadero gamberro que llevaba dentro!

A continuación, escribe los tres párrafos más ignominiosos. Asegura que solo por el aspecto físico que tienen los futbolistas y el entrenador en los cromos se puede adivinar a qué equipo pertenecieron o pertenecen. Rubén Cano, Diego Costa, Raúl García, Maniche y Ayala, entre otros; todos para él eran o son dignos de pertenecer al Atlético de Madrid. Detesto que alguien pueda juzgar a otra persona simplemente por su rostro o por si lleva el pelo largo o tiene bigote. Este periodista lo hace sin ningún pudor.

Por otra parte, se olvida, intencionadamente, de que en el Atleti también jugaron Futre, Juninho, Leinvinha y Gárate, por dar algunos nombres de futbolistas que fueron víctimas favoritas de los defensas de su época.

El chiste que no termino de entender es el del hijo del rey de los gitanos. Lo he leído varias veces y no adivino cuál fue la intención de encajarlo en el artículo.

Al final enumera las jugadas del partido del pasado jueves en las que, a su juicio, el árbitro fue condescendiente con algunos jugadores colchoneros. Así descubrimos la última intención de Rivas: condicionar el arbitraje del partido de vuelta. El pasado ya no le interesa. De nuevo se deja en el tintero, para mejor ocasión quizás, actuaciones pretéritas y recientes nada nobles de los jugadores del Athletic Club. Me repugna el ‘y tú más’ o el ‘tú también’ a los que tan acostumbrados estamos. Por eso me niego a contribuir al enfrentamiento recordando algunas de ellas.

Rivas distorsiona la realidad, mezcla nombres de jugadores y presidentes de diferentes épocas, discrimina a personas por su aspecto físico para ensuciar el nombre y la historia del Atlético de Madrid. Sabíamos que el periodismo de bufanda, que está siendo tan perjudicial para el fútbol, se ejercía a diario en Barcelona o Madrid. Desde el viernes sabemos que en Bilbao un periodista también lo practica.

Foto de Godín rematando a gol: Club Atlético de Madrid