Hoy me gustaría hablar de la afición del Atlético de Madrid. Mejor corrijo y aclaro que mi mensaje va dirigido a una parte, no sé si mayoritaria aunque me gustaría pensar que no, de esa hinchada que no siempre sabe disfrutar del equipo. Por mucho que la religión Cholista se esté empeñando en borrar de un plumazo años y años de sambenito pupista, todos en nuestro interior hemos llevado alguna vez ese atlético cascarrabias y ansioso por soltar palos a diestro y siniestro aunque la ocasión, como es el caso, no lo merezca.
Ese sector particular de la mejor afición del mundo padece un cuadro casi masoquista por el que, de vez en cuando, necesita del sufrimiento que dan las decepciones para sentirse a gusto. Y como los últimos tiempos no les han dado demasiadas oportunidades para disfrutar de ese maldito placer de sufrir por el Atlético, el mínimo atisbo de pesimismo se convierte en un oasis en el que regodear la desdicha rojiblanca. El ‘Papá, ¿por qué somos del Atleti?’, el ‘Añito en el Infierno’ y demás campañas son ya recuerdos del pasado más acabados que las pesetas rubias.
Pues bien, el Dr. Jekyll colchonero tomó posesión de buena parte de los aficionados en torno a las 22:30 del pasado domingo, justo en ese preciso instante en el que la mano de Juanfran agarraba con fuerza la camiseta de Bacca y Hernández Hernández se llevaba el silbato a la boca. Desde ese instante, hasta bien entrada la madrugada y muchos aún con la resaca del liderato no conseguido, se vierten improperios a la incapacidad del lateral alicantino, la nula gestión de Simeone para revolucionar el choque con sus cambios o al fútbol subterráneo, marrullería de toda la vida, de un Diego Costa que parece más preocupado por convertirse en villano en su tierra el próximo verano ataviado con la Roja que en marcar goles con el Atleti. Como si ese minúsculo big bang en forma de pena máxima fuese capaz de dinamitar la histórica trayectoria del presente curso.
Inconformismo lo llaman algunos. Necedad, añado yo. Mejor nos hubiese ido años atrás si se hubiese dedicado ese inconformismo a otra parte del estadio donde no se marcan los goles. Decía un conocido periodista que es más fácil escribir del Atleti cuando las cosas vienen mal dadas y comparto en parte su opinión, pero no creo que este sea el momento para la crítica. Si algo se ha ganado este Atlético de Madrid es la confianza en sus integrantes, del primero al último. El bajón físico y mental del Atlético es tan evidente como segura su recuperación en las próximas semanas. Aguantar el ritmo del primer tramo de campaña durante toda la temporada hubiera sido digno de película de Hollywood. Casi sospechoso.
Por poner un ejemplo cercano, basta con echar la vista atrás y mirar cómo le fue al Atlético en el comienzo de 2013. En ocho partidos, cuatro victorias, tres empates y una dolorosa derrota en la última visita al viejo San Mamés. Días más tarde se ‘tiraba’ la Europa League. En aquel instante también se puso en entredicho la capacidad del equipo para aguantar el ritmo de los grandes, pero el grupo silenció a los escépticos con un final de temporada pletórico en el terreno físico y que tuvo su cénit en la final de Copa del Rey. Ahora, con dos empates –uno ante el líder y otro ante un equipo en clara ascensión- vuelve un runrún en el que muchos parecen sentirse cómodos.
El Atlético de Madrid es un equipo licenciado en economizar esfuerzos desde la llegada de Simeone. Solo así se pueden alcanzar metas importantes con un evidente déficit de plantilla. De no haber sido por ese fatídico agarrón hoy todo serían botellas de champán descorchadas pero la diferencia hubiera sido únicamente resultadista, nada más. Resulta una tarea complicada meter mano a este equipo y en partidos como el del Sevilla –que los hubo y los habrá- únicamente un penalti marcó la diferencia entre el éxito y el fracaso, aún sin la brillantez que muchos exigen al equipo. La base, por fin, se ha logrado y el Atlético de Madrid es un equipo sólido que dentro de unos meses estará en condiciones de pelear por un pastel que, por presupuesto, no le corresponde. Porque, que a nadie se le olvide, el Atlético se ha colado en una batalla entre bombarderos con un humilde equipo armado con palos y piedras y, por el momento, la guerra no está para nada perdida en ninguno de los frentes.
Foto: Club Atlético de Madrid
Yo no entiendo el concepto del pupas ligado al aficionado quejoso de sus jugadores y su técnico. Para mi el pupas es algo mas bucólico, más espiritual, melancólico, más metafísico. Ser el pupas es perder en el último suspiro una final de Copa Europa, perder una Liga que tenías más que ganada a falta de seis jornadas. Tener tres oportunidades esta temporada de ponerte lider y no conseguirlo ninguna…
Yo soy un defensor del pupas… Yo amo al pupas porque sólo pierde aquel que llega al final heroicamente. Porque el que sabe perder sabe ganar… No como otros. Porque en la derrota uno entiende mejor la crueldad del destino, aprende a hacer duelo, llorar la pérdida y ser más fuerte. La catarsis rojiblanca es mística, esotérica, indescriptible… Por eso soy y seré siempre del Atleti, del pupas.
Pues yo no me he sentido nunca identificado con lo de el pupas, pero claro, si usted don Billie lo plantea así, soy del pupas hasta el final.
Como dijo una vez un sabio: «Si el Atlético es el pupas, el resto, ¿qué son, el costras?
Pues eso, a mí dejadme de pupas.
El Atleti es un grande, lo ha sido y lo será. Pero nunca será lo grande que debería mientras sigamos aguantando a los Giles.
Saludos desde http://www.paseomelancolicos.com
Suscribo el artículo palabra por palabra. Forza Atleti
Por supuesto que el término Pupas presenta múltiples interpretaciones ya que desde que lo acuñó Vicente Calderón hasta que se ‘malinterpretó’ por parte de muchos, tiempo después, hay un trecho.
A lo que va el artículo es a ese determinado caracter catastrofista que invade a algunos, a ese eterno vaso medio vacío e imposible de llenar.
Por suerte, cada vez se va llenando un poquito más nuestro vaso.
Entiendo lo que Billie dice en su comentario. Todos los equipos han tenido un momento parecido al del Atleti en la final de la Copa de Europa del 74. Acuérdense de la final ManU vs Bayern, pero eso no significa que el Bayern esté arrastrando ese momento fatídico durante toda su historia.
Aceptar como parte del juego la derrota en una final en el último instante, perder con orgullo y dignidad no es lo mismo que regodearse en la derrota. No es esto lo que quiere expresar Billie, pero sí que es lo que algunos aficionados pueden sentir.
Es que no es una final. Es la FINAL. Pero es que son dos finales más de Recopa. Antes de la final de Copa de este año llevábamos tres perdidas… Quizás nos estemos malacostumbrado con las dos supercopas y las dos europaleague pero no hemos tenido mucha suerte en finales europeas.
Es el penalti de Chacho que hablábamos el otro día, son ligas perdidas incomprensiblemente, es un descenso a segunda con Hasselbain fallando un penalti y un añito en el infierno que dura dos y que nos condena en la última jornada después de una remontada espectacular. Son decenas de derbis en los que la mala suerte nos priva de la victoria…
Yo desde pequeñito cuando iba al Calderón ya sabía que el día más importante nos jodia el Burgos o el Murcia o el Elche… Yo viví en el Calderón aquella Liga 80/81, el pupas en estado puro…
Yo no soy de los que cree que el Atleti es muy grande. No estamos mal pero nunca hemos sido el Madrid ni el Milán ni el Bayern ni el Ajax… Eso sí, cualquiera de los grandes cuando tiene que jugar con el Atleti tiembla porque el Atleti, desde su humildad y coraje puede ganar a cualquiera, sabe ganar a cualquiera. Eso nos hace grandes. Aquí en Barcelona, donde vivo, cuando tienen que jugar con el Atleti se huele el miedo. Ahí esta nuestra grandeza aunque luego perdamos con el Valladolid.
Si estuvisteis en el Calderón el día del Albacete, cuando nos jugábamos la Liga del doblete y visteis las caras de vuestros compañeros de abono, seguro que visteis aquella mirada de tensa esperanza porque cuando se trata del Atleti…
Tengo que suscribirte punto por punto lo que pones en este comentario. Sobre todo, la grandeza de este ‘Nuevo Atleti’ es que ha vuelto a provocar ese tembleque en los rivales de entidad y que en los últimos años se había perdido. Que siga así durante mucho tiempo.
Esto aclara mucho tu primer comentario.
Solo discrepo en lo de que el Atleti no es un grande. Coincido en que no es lo grande que debiera, pero durante muchos años ha contado con el tercer presupuesto de la Liga (a bastante distancia de los demás) y la nefasta gestión nos ha hecho disfrutar de esos 7º, 8º, 9º, 10º puesto…
Un saludo!
Lo siento! Pero eso del pupas nunca me ha gustado ni un pelo. Para ser un ganador tienesqu tener una mente ganadora. El cholo lo sabe y asi lo trasmite a sus jugadores. Lo del domingo no creo que tenga que ver nada con ser un pupas.
felicidades al Atlético de http://www.espncamisetas.com/! se lo merecen! un culé