Pulir el diamante o empeñarlo durante un tiempo
13/12/2013 Ricardo Menéndez Actualidad, Cantera, Opinión
Como habrán leído, mi compañero Jorge Ordás hablaba aquí hace un par de días de la enésima alegría de la cantera: Javier Manquillo. Por cierto tengan en cuenta que Jorge rara vez yerra el tiro (habló de Adrián justo antes de que explotara, de Tiago antes de este tremendo resurgir y así ha ido apuntando al siguiente jugador a seguir en el Atleti en los últimos años). Cómo no, en Champions Javier Manquillo tuvo un rendimiento espectacular el mismo día que Jorge nos dirigía la mirada en su dirección.
Me preguntaba viendo a Manquillo y Oliver jugar unos minutos que valen su precio en oro mientras Giménez y Leo Baptistao poco más que acumulan polvo en el almacén de las piezas sin usar del ajedrez del Cholo ¿no sería mejor ceder a alguno o a todos de estos talentos para que se fogueen y tengan minutos?
En contra de ceder jugadores, verdades como puños. La temporada es larga (queda más de la mitad de la temporada) en un año en que prometemos dar guerra en tres competiciones hasta el final si nos llegan las fuerzas. Como bien dice Diego Pablo Simeone, él no puede mirar la edad o procedencia de los jugadores al ponerlos en el campo.
Los jugadores sean de aquí o de fuera han firmado un contrato para permanecer en el club una serie de años y está en su mano revertir la situación y rendir mejor que su rival por el puesto. Son las reglas del juego y deben aceptarlas. Cholo pone a los mejores y va dando minutos a los que más se lo ganan en el día a día. De esta manera si es verdad eso que se dice de «In Cholo we trust» no queda sino confiar en su criterio de porqué da más o menos minutos a unos u otros. Por otra parte viendo algunos casos ceder jugadores puede devaluarlos de cara a un futuro en el que no contara alguno. Keko, Joel, Borja, Ruben Pérez, Pedro o hasta el mismo Cabrera que se tiró varios años cedido hasta acabar regalado al Real Madrid Castilla. Parece una ruleta rusa ceder a jugadores por los que no se obtiene beneficio económico por las otroras perlas de la cantera y que acaban con la carta de libertad o mal vendidos muy por debajo de lo que se apostaba que sería su valor de mercado.
A favor, las verdades del barquero también. Mario Suárez, Diego Costa, Raúl García y el capitán Gabi, todos jugadores claves en el esquema de Simeone han pasado por una o varias cesiones. A veces incluso ha mediado una venta cómo en el caso de Mario y Gabi. Se les valora menos que a fichajes que vengan de otros lares, rara vez son mediaticos y su camino es tortuoso y largo. Pero el entrenador les ha enseñado el premio a tanto esfuerzo. En este club bajo esta dirección técnica se valora el esfuerzo. Y dejar la casa, los amigos, la familia y casi siempre el equipo de tus sueños parece un paso atrás. Pero para muchos jugadores ha servido como trampolín para llegar de vuelta catapultados a la primera línea y al éxito. Ceder a los jugadores que casi no cuentan (sobre todo Giménez) parece casi obligatorio para que un jugador tan prometedor como él pueda seguir creciendo. Léo Baptistao ha participado poco, ha influido en los resultados menos de lo que hubiéramos deseado y esperado la mayoría.
Manquillo parece estar aceptando el reto de competir con todo un lateral internacional, campeón de la Eurocopa de manera extraordinaria. Hoy por hoy parece un repuesto de más garantías para Juanfran que el que supone Insúa para Filipe Luis. Manquillo forma parte de una terna increíblemente prometedora junto a Óliver Torres y Saúl Ñiguez. Cederle tendría connotaciones positivas, mantenerle en el equipo también.
Óliver Torres parece el llamado a liderar al equipo en el futuro. ¿Cómo ceder a semejante joya y no exprimir de vez en cuando unas gotitas de su magia? Quizás sea mejor que se aclimate a la Liga como lo está haciendo Saúl, jugando 30 partidos en una temporada con galones y mando en plaza desde el primer día en un equipo dónde la presión no sea tan aplastante como en el Atleti y el margen de error no existe. Así pasamos de ver un Diego Costa talentoso a la par que algo torpón transformarse casi de la noche a la mañana en un killer con la puntería afinada y sin techo a la vista tras pasar medio año en Vallecas. Óliver podría disfrutar de una eclosión similar.
Pero por otra parte Koke apretó los dientes y aceptó jugar poco varios años mientras esperaba y ahora recogemos los frutos de haber curado a nuestro «6 de pata negra» despacito a fuego lento y en casa. Cualquier opción tiene sus pros y sus contras. Por cada Saúl o Diego Costa vemos un Pulido o un Keko. La delgada línea entre eclosionar o alejarse de la rojiblanca para siempre es fina y precisa de que los canteranos que se marchen o se queden sepan que su camino será de todo menos fácil.