Dado el permanente ocultismo que hay sobre las finanzas de los clubes de fútbol de Primera División es muy difícil establecer con seguridad y precisión cuáles son sus presupuestos. No encontrarán, o por lo menos, yo no lo he conseguido, una lista oficial de la Liga de Fútbol Profesional que proporcione estos datos.
Dicho lo cual y asumiendo que pueda cometer algún error, se puede establecer un ránking redondeando de presupuestos que encabezan el Real Madrid y el Barcelona con 500 millones de euros. Les siguen el Atlético de Madrid y el Valencia con unos 100 millones. Luego hay un grupo formado por el Sevilla, el Málaga y el Athletic que están en torno a los 60. A los que le siguen otro grupo de unos 40 millones, para terminar con los últimos de la fila que tienen una previsión de gastos de 20.
Diego Pablo Simeone dice, siempre que le dan la oportunidad, que esta liga es aburrida porque la diferencia presupuestaria entre el Real Madrid y el Barcelona y los demás es enorme. Siendo esto verdad, la afirmación esconde un argumento falaz que puede desmontarse realizando un simple análisis de los presupuestos.
Una sencilla proporción matemática nos desvelará que el presupuesto del Real Madrid y del Barcelona supera en cinco veces el del Atleti y el del Valencia. Simeone hace bien en defender a su club y a su empresa, sin embargo, olvida, o mejor dicho, no menciona porque no le interesa, que el presupuesto del Atleti también es cinco veces superior al del Rayo, el Levante, el Granada y otros tantos equipos. Si la Liga es aburrida para el Atleti, ¿cómo es para los demás?
Y a mí ¿qué me importan los demás? se podrá preguntar algún lector. Si lo hace, se estará planteando la misma cuestión que se hacen los madridistas y los culés. Ellos viven felices en su estado de primacía sobre el resto y pretenden perpetuarlo. Los demás les importan una higa.
Simeone debería mirar a quienes son los auténticos responsables de que la diferencia que cobra el Atlético por los derechos de las televisiones sean tan abismal: Gil Marín y Cerezo, puesto que ellos firmaron el actual contrato. No les importó en su día cobrar 100 millones menos que Real Madrid y FC Barcelona. Firmaron porque el dinero que percibían les situaba en una posición muy cómoda: les diferenciaba de la mayoría de los rivales y siempre tendrían excusa para no competir con los dos más grandes.
Conviene ser prudente a la hora de dar argumentos económicos para proclamar lo injusta que es la liga pues, precisamente, no es el Atlético de Madrid un modelo de gestión económica ni de respeto a la legislación deportiva vigente. De la misma forma que la diferencia económica entre el Madrid y el Barça con el Atleti es enorme, otros podrían quejarse de que el Atleti tiene en su balance económico una parte muy importante de los 506,504 millones de euros, que según el Gobierno, las SAD deben a la Agencia Tributaria, lo que le da una ventaja deportiva sobre los demás clubes.
Aún así, nadie responde a Simeone porque todos están de porquería hasta los ojos. ¿Qué entrenador o directiva de qué club podría argumentar en contra sin tener que ocultar un sinfín de trampas? El Valencia o el Elche no, ya que el máximo accionista de ambos es la Generalitat Valenciana. Tampoco el Villarreal, patrocinado durante varias temporadas por el Aeropuerto de Castellón. Al Real Madrid beneficiado tantas veces por las administraciones madrileñas le conviene permanecer mudo. El Athletic de Bilbao ha construido su estadio con la ayuda del Gobierno Vasco y otras administraciones públicas. Y así se podría seguir con todos los demás.
Nunca jamás podrá evitarse que unos clubes sean más ricos que otros. Sería injusto que no fuera así. Porque los recursos que potencialmente tienen y realmente producen unos y otros no son los mismos, por tanto, repartir equitativamente no tendría ninguna explicación razonable.
Si realmente se quiere una liga en la que todos los equipos compitan en igualad de condiciones, más importante que dividir el dinero, sería establecer una legislación que comprometiera a todos los equipos por igual empezando porque todos los clubes que integran la Primera División fuesen SAD o clubes de socios y no una mezcla de ambas entidades jurídicas, siguiendo por establecer un límite en la deuda que pueden acumular y terminando por un reparto del dinero de las televisiones más equilibrado.
Parafraseando al cerdo Napoleón –Rebelión en la Granja, 1945, George Orwell- ¿aspiramos a que todos los equipos sean iguales, pero unos más iguales que otros y que el Atleti esté en el grupo de los más iguales? o ¿aspiramos a una competición más pareja, más justa y, por tanto, menos aburrida?
Foto de Simeone en una conferencia de prensa: Club Atlético de Madrid.
Como bien indicas, la culpa de ese aburrimiento la tiene el dúo prescrito. Ellos aceptaron competir en un segundo nivel a cambio de estar un escalón por encima del resto de damnificados.
Un reparto más equitativo sería mejor para todos, pero no interesa.
Un saludo.