Hoy no sólo se la juega Madrid y España, hoy también se la juega el Atleti. El futuro del Atlético de Madrid depende de la decisión final que los miembros del COI tomen sobre qué ciudad será la organizadora de los Juegos Olímpicos de 2020. Si Madrid sale elegida esta noche todo indica que el Atlético tendrá un nuevo estadio. Digo que el Atleti se juega el el futuro porque una operación de esta envergadura económica, se estima que el nuevo estadio costaría unos 180 millones, es una jugada todo o nada. O es un éxito rotundo o es un fracaso definitivo.
Madrid, la Peineta y el Atlético tienen una relación de casi nueve años. Desde que a principios de 2005 se informara por algunos medios de comunicación que el club y el Ayuntamiento venían manteniendo reuniones para llegar a un acuerdo por el cual el Atlético de Madrid vendería el estadio Vicente Calderón y trasladaría su sede al futuro estadio olímpico han pasado muchas cosas. Algunas de ellas debidamente tratadas en esta web a finales del año 2012:
Del Calderón a la Peineta. Historia de un convenio (I).
Del Calderón a la Peineta. Historia de un convenio (II).
Ahora me quiero centrar en dos cuestiones que son claves para que este proyecto pueda, por fin, llevarse a término.
La decisión del cambio de estadio se tomó de espaladas a los abonados y seguidores del Atlético de Madrid, lo que para mí es imperdonable. Los estadios no lo llenan las autoridades ni los directivos ni los constructores, los llenan la gente, los abonados, los seguidores. Y es imprescindible que se cuente con la opinión de todos ellos para tomar una de las decisiones más trascendentes de un club de fútbol.
Los barrios del suroeste de Madrid llevan casi medio siglo vinculados al Atlético. Surgen, en consecuencia, dos preguntas inevitables: ¿Las personas de estos barrios que son abonadas del Atlético de Madrid seguirán abonadas si se cambia de ubicación el estadio? ¿Los habitantes del barrio de San Blas se abonarán o asistirán regularmente al nuevo estadio?
El futuro estadio olímipico tendría capacidad para 75.000 personas. Visto así el Atlético saldría ganando, puesto que tendría 20.000 entradas más para vender. El único problema es que nadie puede asegurar que el aforo se complete regularmente. ¿Necesita el Atlético de Madrid un estadio con casi un 50% de asientos más que el actual?
Nadie está hablando de lo que hasta ahora es el mayor impedimento para que se pudiera llevar a cabo el traslado de estadio. En febrero de 2012 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, estimó parcialmente el recurso presentado por la Asociación Señales de Humo, en su sentencia sobre la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Madrid para aprobar la operación «Mahou-Calderón»: «DEBEMOS ANULAR Y ANULAMOS por no ser conformes a derecho los particulares de la referida modificación puntual que permiten una edificabilidad general en el ámbito por encima de la prohibición legal de edificar una altura superior a tres plantas más ático, incluida la baja, plantas retranqueadas y semi sótanos que sobresalgan más de un metro, de manera que la edificación resultante no exceda de dichas tres plantas más ático en todos y cada uno de los puntos del terrenos; DESESTIMANDO las demás pretensiones anulatorias de la recurrente, y sin hacer expresa imposición de las costas causadas«.
Es de una lógica aplastante que si FCC no puede obtener los beneficios previstos en la operación, ya que la altura de los edificios que se construirían, tendrían que estar limitados a tres plantas más ático, la valoración de los terrenos que hoy ocupa el Calderón es más reducida de lo que se estableció en un principio. Y si el Atlético de Madrid no puede obtener la rentabilidad económica prevista por la venta de los terrenos del Calderón, cómo va a ser posible que pueda financiar el estadio olímpico.
Los motivos por los cuales el Ayuntamiento de Madrid encontró un aliado en el Atlético para su proyecto olímpico no han cambiado, pero la larga travesía de Madrid por tres convocatorias olímpicas ha hecho que todas las previsiones realizadas por los organismos municipales, por el Atlético de Madrid y por las constructoras hayan ido saltando por los aires en el transcurso de los años. Sabemos cómo empezó esta historia, pero no cómo acabará aunque Madrid sea elegida hoy como la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 2020.
No iremos a jugar en La Peineta, nadie nos va a construir un estadio después del bofetón olímpico, así que tiene pinta de que hay Calderón para rato!