Mucho se ha hablado, se habla y se hablará de Diego Costa. Su modus operandi sobre el terreno de juego le convierte en el centro de atención de todos los focos. Un fútbol que, al igual que libera a Falcao de presión y marcajes, supone un constante órdago a la resistencia cardiovascular de Diego Pablo Simeone. En ocasiones, el brasileño reduce con brillantes tonos de fútbol eléctrico sus salidas de tono pero cuando se acaba el maquillaje la mancha se hace inaceptable para el escudo que representa.
En Sevilla se le esperaba con ganas. Hace unas semanas había desquiciado él solito con fútbol y juego subterráneo a todo el equipo rival y se había llevado buena parte de las medallas de la clasificación para la final copera. Es por ello que los hispalenses, dolidos y sedientos de venganza, buscaron sacar al demonio que Diego Costa esconde en su interior. Sin ocasiones ni buen juego, tocaba practicar otro tipo de fútbol. Era la hora del temple, del aguante y del saber estar a seis días de un derbi que se antoja apasionante. La mayoría cumplió con su cometido pero el delantero rojiblanco fracasó en el intento.
Quizá cuando González González se dirigió a él cartulina amarilla en mano, la falta no fuese merecedora de tal castigo. Tal vez fuese el empuje de un Sánchez Pizjuán, que pasó de olla a presión a cazo para calentar la leche, el que enseñó realmente la tarjeta, pero la entrada que realizó a Kondogbia, una de sus víctimas en el anterior envite, no vino a cuento. Diego Costa estaba a una sola tarjeta de perderse el derbi y, aun así, y sabiendo el escenario en el que se libraba la batalla, Simeone apostó por él. Y le falló.
No por la tarjeta, no por la suspensión, sino porque la amonestación inició la puesta en escena del peor Diego Costa que se recuerda. Marrullero, amenazante y embustero como nunca, el de Lagarto pudo haber dejado con un hombre menos al equipo en un partido importantísimo por la mera pataleta de saberse consciente de la metedura de pata cometida. A Simeone le fallan una vez pero no dos y el delantero acabó en el banquillo, lugar donde siguió con su particular espectáculo.
Sin conocer los entresijos del vestuario rojiblanco, no me cuesta imaginar que el castigo del cuerpo técnico no se reducirá a esa sustitución y a ver el derbi desde la grada. En el Atlético se ha apostado mucho por él, se ha luchado por reconducir una conducta que, pese a lo que muchos se empeñan en negar, parecía ir por el buen camino pero jugar con Diego Costa es hacerlo con dinamita –para lo bueno y para lo malo- y en la balanza de riesgos a veces no sale rentable tener kamikazes en el once. Las genialidades no terminan de indemnizar los daños provocados por el terremoto que sacude al Atlético cuando Diego Costa saca el demonio que lleva dentro.
Los doce o trece años que llevamos sin ganar al madrid se comprenden en articulos como este. Simeone, al que tanto alabas y alabamos todos los que tenemos alma rojiblanca siempre habla del siguiente partido, del que estamos jugando. Y eso es lo que hizo diego costa, dejarse el alma para que ganara el aleti al sevilla, cosa que hizo en parte por el desquiciamiento al que llevo al sevilla diego costa. Pensemos mas en nosotros, en que somos grandes y no en ese complejo de inferioridad con el Madrid, ganamos tres puntos que los necesitábamos y diego costa lucho para ello. Juguemos contra el Madrid como uno mas, porque el Madrid es eso, SOLO uno mas. Hablo desde mi cuna atlética. Mi padre con 85 años y toda la vida del aleti.
Cierto que Diego Costa no es una hermanita de la caridad…pero muchos periodistas NO precisamente simpatizantes con el Atlético de Madrid se permiten la licencia de hablar de un escudo que no respetan. Criticar siempre negativa y tendenciosamente a un chaval joven que pelea por su club califica a quien lo hace como un auténtico canalla, participe de una banda dedicada a acabar con el futuro de un gran profesional. Porque parece ser que los compañeros de profesión, ante el clamor y bajo el,paraguas de ese tipo de prensa, se envalentonan y desprecian a una persona, casi rozando el linchamiento mediático. Espero que estéis todos contentos….lamentable.
No sé puede un día alabarle y al día siguiente crucificarle, bajo mi punto de vista. Prefiero jugar con 11 que no con 10 como ha ido pasando durante está temporada cuando é no estuvo en la delantera.
Lo dicho todo bajo mi punto de vista, bastante tenemos con los palos y mensajes de cierta prensa de que tenemos a belcebú, como para que nosotros darles la razón.
¿Y no puede ser también pensar que el Cholo se confundió poniéndole en un partido como este?
Aún no he leido ni el despreció de Kondogbia a no darle la mano, ni el gesti chulesco de Cala, cuando a sabiendas que se habían dado de lo lindo, el canterano se acercara a seguir calentando el partido, con su llegada para darle la mano.
Estoy contigo. La actitud de Costa en el partido es inaceptable. Una cosa es ser aguerrido, sacar de quicio a los rivales, e incluso ver una tarjeta importante por exceso de testosterona, pero lo demás sobra por completo lo haga quien lo haga. Queramos o no hay que reconocer que su fama se la está ganando a pulso por cosas como las del último partido. Por otro lado, también es cierto que si jugase en el Madrid la prensa no le estaría dando tanta caña.
Este tema da mucho de sí. A mí no me gusta nada que un jugador de mi equipo haga teatro de la forma tan ridícula en la que lo hizo Costa, pero lo que clama al cielo es el acoso de la prensa al jugador a la mínima que tiene oportunidad. Lo cierto es que el brasileño llevaba meses con una actitud mucho más calmada, recibiendo más que dando y sin tirarse a la mínima ocasión, pero la prensa madridista no perdona que cuando jugamos contra el trampas Diego Costa fuera el único que les dio guerra, y esa es con la imagen que se queda.
Sólo un apunte: contra el Victoria Pilsen los papeles se intercambiaron; Diego Costa acercó la cabeza y el checo hizo teatro. En aquella ocasión no se demonizó ni mucho menos el teatro del checo, si no que se expulsó a Costa y se le sancionó con cuatro partidos. La diferencia entre ambas acciones es meramente cuantitativa, sin embargo el ogro una vez es el chulo que planta la cabeza y otra el teatrero
Yo siempre he sido un defensor de Diego Costa. Pero creo que el domingo cometió un grave error.
Primero comentar que la falta que le hace a Kondogbia no es falta, ni para mí ni para el árbitro que no la señala. Luego, la tarjeta amarilla es injusta.
El grave error es entrar en la provocación de Cala y simular que le había dado un cabezazo. Como dice George Olmos, la primera mala acción es del defensa sevillista, pero Costa se tenía que haber ahorrado el teatro. Eso fue lo que me fastidió de él, no la falta, o inventada tarjeta amarilla que le sacó el árbitro.
Vamos por partes,
En primer lugar, la opinión del artículo seguramente salga más desde mi lado de aficionado que como periodista. Partiendo de aquí, creo que se confunde ser aguerrido, dejarse el alma, con la marrullería y la falta de deportividad.
Dudo que nunca haya visto a un jugador que se parta el alma como Carles Puyol ¿alguna vez le habéis visto fingiendo una agresión o dirigirse al banquillo saludando, hueval en mano, al público rival?
Por otro lado, lo de Kondogbia es un gesto feísimo (@GeorgeOlmos, en Eurosport sí que nos hicimos eco, que ya sabes que somos mu atléticos 😉 ) y lo de Cala tampoco es demasiado digno de fútbol profesional pero yo siempre prefiero hacer primero autocrítica y no caer en el típico tópico del «y tú más» que tanto se usa en nuestra sociedad.
El comite de competición le ha quitado la amarilla a Diego Costa, ahora habrá que ver si el Cholo lo pone o no contra los ciervos. En mi opinión debería empezar el partido en el banquillo, porque como bien ha dicho el compañero Ordás, hay que hacer auto-crítica y lo que hizo Diego Costa el otro día no está nada bien y premiarle con ser titular se puede interpretar como que el cuerpo tecico está de acuerdo con lo que hizo. Por otra parte, no poner a Costa sería dejarnos buena parte de nuestras opciones en el vestuario, pero quizá tenerlo como revulsivo sería una buena opción. en cualquier caso el escarnio del que esta siendo objeto por parte de la pseudo-prensa deportiva, pasa la raya de lo aceptable. Esperemos sque pase lo que pase, se de cuenta de que muchas veces juega con fuego y se puede quemar.
A ver, creo que no conviene crucificar a Costa por su actuación el domingo, como veo que se está haciendo por aquí. Es cierto que su actitud es censurable y hasta despreciable. Pero cosas así se ven cada dos por tres. ¿A cuántos jugadores hemos visto fingir golpes y dejarse caer al suelo de ese modo? Desgraciadamente, lo hemos visto miles de veces. Pero lo hace Costa y parece que sea el primero en la historia del fútbol. Si yo fuera el entrenador le daría una buena charla y le diría que se equivoca si cree que así aportará algo al equipo.
No comparto el comentario.
Simeone y el cuerpo técnico TAMBIÉN conocen a Diego Costa. Y es un crack. Lo de Sevilla fue injusto. Además, el brasileño juega a todo si no le provocan.
Siempre respaldaré a este tipo de jugadores porque, tienen demonios, pero son exquisitos cuando se trata de darnos resultados.