A partirnos la cara, y lo que haga falta, que JJ ha vuelto.
Este domingo hemos asistido a uno de esos encuentros que acaban quedando en el recuerdo de los aficionados. Por varios motivos. Primero, porque hemos pasado la eliminatoria (creo que casi todo el mundo, y yo el primero, lo veía más negro que el dobladillo de Darth Vader), segundo por la vuelta, y por todo lo alto, del capitán JJ Hombrados, y tercero, y casi lo más importante, porque se ha sabido sufrir, se ha aguantado el tipo y se ha respondido como equipo a todas las adversidades. Y ahí es dónde creo que se ha cimentado la victoria en suelo berlinés.
El partido empezaba cuesta arriba porque la ida había sido un varapalo importante. En una competición como la EHF Champions League no puedes en octavos de final, por mucho puente que sea, mostrar un pabellón con los huecos tan tremendos que presentaba Vistaalegre con casi 8.000 espectadores (empezando por mí, que efectivamente, estaba de puente). El problema de un campo tan grande es que es muy difícil de llenar y no puedes justificar semejante aforo cuando en toda la temporada sólo lo llenas contra el Barça.
Porque te puedes ver apeado de una competición como la Champions League por no saber utilizar el factor campo. Y me consta que los jugadores agradecen cualquier tipo de apoyo, pero estoy seguro que preferirían 7000 gargantas abarrotando un campo que 8000 personas desperdigadas por los 15000 asientos de aforo de Vistalegre. Los alemanes tenían sus 9000 plazas vendidas y se hacen notar. Porque no nos engañemos. Esto es la Champions League, y la EHF quiere duelos sangrientos con pabellones a rebosar y las televisiones dándolo en HD. Quieren espectáculo y Alemania, se lo da.
El partido comenzó con Magnus Dahl bajo palos y un 5:1 en defensa con Kallman de avanzado. Los berlineses salieron un poco empanados y cuando se querían dar cuenta nos habíamos puesto 1-4, con un equipo súper motivado en defensa y con bastante acierto en los 9 metros. Heinevetter no aparecía, todavía, y se podía soñar. Pero estamos hablando del Fuchse Berlín, en casa. Es decir, un equipo que estuvo en la Final Four el año pasado y que en la Bundesliga, en casa, son un bastión prácticamente inexpugnable. Vamos, que no se iban a rendir fácilmente.
Empezó Heinevetter su show (me perdonarán mis lectores por esta falta de objetividad, pero este portero me parece de los peores ejemplos que un niño podría tomar en el deporte. Es un payaso, es un provocador, tiene un genio de perros, pero es un maldito genio bajo los palos), tanto en juego como con el tiempo parado. Especialmente desesperante fue verlo durante 25 segundos quejarse al árbitro de portería una jugada que éste le había favorecido. Y empezó a parar y contagió a su equipo que empezó a defender duro, muy duro.
Es lo que tiene la EHF Champions League. Que la misma jugada en un área es aviso de pasivo, y en la otra es exclusión. Y tenemos que acostumbrarnos a esto, porque lo vamos a ver continuamente. Las decisiones de los árbitros serbios en el tema disciplinario fue, cuando menos, asimétricas. Si bien es cierto que a Jonas Kallman le perdonaron una tarjeta roja de libro, no es menos cierto que a los alemanes les permitieron defensas muy agresivas (Julen estuvo la práctica totalidad del encuentro con un defensor, o dos, agarrándole, abrazándole, reteniéndole) que hacía que los rojiblancos se estrellaran contra esas defensas, haciéndoles muy vulnerables a los avisos de juego pasivo.
El marcador se fue igualando, pero siempre con ventaja rojiblanca. De los 2-6 y 4-8 (máxima diferencia del partido fue 3-8), se fueron pasando a diferencias cada vez más exiguas y al descanso contábamos con un mínimo 13-14. En el minuto 21, según iban acercándose los zorros de Berlín (nombre que reciben los jugadores de ese equipo), Talant mandó a Hombrados al campo. Volvía el capitán a contar con minutos y la (pen)última oportunidad de hacer algo grande para el Atleti. Salió y empezó parando. Debo reconocer que en cada jugada en la que el portero iba abajo, temía por su rodilla, pero está claro que ha vuelto el más grande para terminar su carrera como se merece, en lo más alto. El partido se enmarrulló un poco, con Sellin especialmente agresivo y soltando unas tortas que no venían a cuento de nada. En ataque, nuestras opciones pasaban por un buen Lazarov y Markussen que cuando no podían lanzar directamente, hacían bailar a la defensa y unos rapidísimos Kallman, García Parrondo y Balic que lleva desde el parón por el Mundial a un nivel muy bueno.
Obligado a jugar en defensa para poder jugar las contras, se vació completamente a favor del equipo, lanzando, siempre que la defensa robaba un balón o JJ bajaba la persiana, contraataques demoledores. Muy elástico, especialmente en las reanudaciones al encajar un gol que ponían el contrapunto al esfuerzo berlinés.
Después del descanso, el Fusche Berlín rápidamente empató a 15 y después de un par de intercambios de golpes, apretó los dientes, dejó de tomar prisioneros y se pusieron 3 arriba (19-16). Pero este Atlético de Madrid está cansado de ver cómo los rivales se regodean de sus desgracias. Este EQUIPO, se rehizo, plantó cara, corrió, defendió y Hombrados fue el baluarte definitivo para hacernos creer. El equipo empató a 19, se puso por delante, siempre corriendo, y mantuvo esa mínima diferencia (empate, uno arriba, uno abajo) hasta casi el final.
Con el partido 26-26, y posesión, Talant pide tiempo muerto. Falta casi un minuto. Queremos ganar el partido y nos lo jugamos a todo o nada. El empate no nos vale para forzar la prórroga, porque el marcador es menos abultado que en Madrid. Tiempo muerto. Talant dice: “Cañe, lo que hemos hecho contra el Barcelona, la última jugada, con la única diferencia, meter gol”. Mensaje a los responsables de la autoridad en el campo. Markussen y Lazarov se miran. Portero delantero, con Markussen con un peto verde. Por mi mente pasan imágenes de Asenjo corriendo detrás de Pablo Orbáiz y no quiero ni imaginármelo. La bola llega a Lazarov y la mete en la escuadra, limpiando de telarañas la cruceta. 26-27.
Y el partido se gana porque el equipo berlinés hace una pésima gestión del último ataque. Tardaron 20 segundos en pedir tiempo muerto y con tan solo 14 segundos, gestionaron el peor ataque posible. Y aún así, lanzaron a puerta y Hombrados cerrando el hueco y el palo hicieron inútil toda la serie de rebotes con ventaja que el Berlin había disfrutado durante el transcurso del partido. 26-27. El Atlético de Madrid en cuartos de final.
Fuchse Berlín (13+13): Heinevetter; Laen (1), Spoljaric, Sellin (3), Christophersen, Nincevic (2), Igropulo (8,2p) -equipo inicial-; Stochl (ps); Iker Romero (4), Lund, Pevnov (4), Jasksa (3) y Lottler.
Atlético de Madrid (14+13): Dahl; Kallman (4), Aginagalde (3), Parrondo (3), Jurkiewicz (3), Balic (2), Lazarov (6,3p) -equipo inicial-; Hombrados (ps); Gojun (1), Cañellas (2), Markussen (3), Davis y Ángel Romero.
IMAGEN: BM ATLETICO DE MADRID