Les confieso que a mí me gusta más el fútbol por la tarde. Tardes de domingo en las que jugaban todos, o la mayoría de los equipos, a la misma hora. Son recuerdos de un niño que se entretenía jugando al fútbol con sus amigos mientras de fondo en la radio, se escuchaban los sonidos de todos los partidos. Las típicas voces y risas se detenían súbitamente cuando alguno de nosotros oía el pi, pi, pi que anunciaba un gol. Mientras el narrador terminaba de cantarlo, cada uno rezaba para que ese gol fuera de su equipo. Una vez enterados, vuelta a jugar.