A Simeone se le entiende todo lo que dice. Habrá detractores, cada vez menos supongo, pero nadie podrá achacarle que le quiera, o nos quiera engañar. Se agradece que, en un tiempo en el que las palabras se tornan eufemismos en muchas más ocasiones de las deseables, el Cholo hable claro como el agua cristalina. Es su forma de ser y de comportarse. Nada más llegar soltó aquella frase premonitoria de lo que está siendo su carrera de entrenador en el Atlético de Madrid: «El esfuerzo no se negocia».