Anoche era una de esas, cada vez menos frecuentes, que estaba dispuesto a salir a tomar unas copitas coincidiendo con la noche de carnaval. No es que yo disfrute mucho con el asunto de los disfraces pero para una noche que puedo, no la iba a desperdiciar. Me ilusionaba pensando que podía ser una noche perfecta si ganábamos al Sevilla y después tenía un poquito de fiesta.