Resulta una afición tan placentera como masoquista echar la vista atrás ante un acontecimiento pasado para, con un suspiro y un “¡qué viejos somos!”, dar irremediablemente por perdida la batalla contra los años. Si como en el caso de hoy, además, este viaje en el tiempo sirve para confirmar el popular dicho de que cualquier tiempo pasado fue mejor, parece como que nos hacemos más viejos, más gordos, más calvos. Y si se trata de mirar atrás en esto del Atleti resulta que, pese al maquillaje, estamos más hechos polvo que nunca.