La jugada que define el cholismo se escenificó hacia el final del partido. Adrián corrió por la banda derecha y centró el balón al segundo poste de la portería de Codina. Por el lado contrario se incorporaba Diego Costa, enfurecido por el fallo del penalti. El pase se le quedó un poco largo, pero nada se iba a interponer entre él y el gol. Otra vez no. Se lanzó a muerte a rematar. Su pie encontró el balón; el balón, las redes y su pierna, el poste. El golpetazo fue tremendo. Se le abrió una brecha considerable en la tibia.