El 21 de enero de 2012, hace exactamente 9 meses, el Atlético de Madrid visitaba Anoeta en una crisis deportiva y de identidad. Eliminados de la Copa del Rey por un 2ªB, ocupando la zona media de la clasificación, sin victorias fuera de casa (al igual que los equipos que ocupaban las dos últimas posiciones), lejos de los objetivos marcados a principio de temporada… El club había roto recientemente con su pareja, Gregorio, tras una corta temporada de discusiones, desengaños y acusaciones cruzadas. Entonces apareció Diego Pablo y el Atleti decidió darle una oportunidad. Allí, bajo el cielo donostiarra, se produjo la concepción.