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Mario Suárez se convertirá en tierras cataríes, y si el seleccionador Vicente del Bosque lo estima oportuno, en el octogésimo sexto jugador del Atlético de Madrid que viste los colores de la selección española. Sucederá a Juanfran Torres, ganador de la última Eurocopa aunque en esta ocasión no podrá compartir vestuario con su amigo por decisión técnica.

Su convocatoria supone un motivo de gran alegría para la familia atlética porque su caso, al igual que Domínguez o Torres, otros de los más recientes, es el de un futbolista criado en la cantera rojiblanca en el momento de mayor esplendor de la Roja. Cierto es que se trata de un encuentro amistoso que no a todos parece llegarles en el mejor momento pero, sin duda, vestir la camiseta de España es lo máximo a lo que un futbolista de élite puede aspirar.

La duda surge cuando nos planteamos si este es el momento en el que el de Alcobendas merece ir convocado con la absoluta. Sí y no, o no y sí, vayamos por partes. Ha hecho méritos en el último año para estar -al igual que otro damnificado por el sólido bloque de la Roja como Gabi-, pero su llamada llega en uno de sus momentos menos esplendorosos con la rojiblanca.

Fijo en todas las categorías inferiores, Mario Suárez ha llevado durante años la constancia por bandera hasta alcanzar su gran sueño: convertirse en importante en el Atlético de Madrid. Valladolid, Vigo y Mallorca fueron sus estaciones de paso hasta conseguir asentarse a las órdenes de otro histórico mediocentro colchonero: Diego Pablo Simeone.

Su campaña anterior fue supuso un incesante crecimiento que sorprendió a propios y extraños hasta destacar sobremanera en los dos títulos del Atlético de Madrid. Pero en este país, pretender ser internacional y jugar en el centro del campo son dos conceptos que multiplican su dificultad cuando los empleamos en una misma ecuación. En la era de los Xavi, Iniesta, Cazorla, Busquets o Xabi Alonso, hacerse un hueco entre todos esos mastodontes del mundo del tiki taka es, cuanto menos, una osadía.

Mario Suárez podría haber sido internacional en cualquiera de las otras 15 selecciones que participaron en la Eurocopa pero aquí el peso de la historia es sagrado. Llegó el nuevo curso y las cosas parecieron torcerse. Lo que se antojaba como el año definitivo de la consagración se enturbió tras el encuentro en el Camp Nou. Mario perdió la titularidad y, con ella, parte de la confianza que desbordaba a raudales.

Ahora, cuando menos se lo podía esperar, llega el premio a una brillante trayectoria en uno de sus momentos más grises desde que regresó al Atlético. La ausencia por lesión de la ‘doble X’ en la Roja, Xavi y Xabi le abren las puertas de par en par del que para muchos ya es el mejor equipo de todos los tiempos. Es turno de entrar con la cabeza bien alta, de aprender, de disfrutar y, sobre todo, de dejar una buena impresión para el futuro. Ambición y ganas de volver seguro que no le van a faltar a Mario Suárez.