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Bem-vindo a casa, Simao

El jueves se vivirá un momento muy especial en el Vicente Calderón. Para una parte del Vicente Calderón, la menos romántica y más obsesionada con nuevos estadios y vídeos de Youtube de flamantes jugadores que al final nunca terminan por llegar, el encuentro no será más que un paso más hacia el sueño europeo. Para otros, para mí, será también el reencuentro con un jugador al que he admirado y admiro. Simao me ganó como futbolista dentro del terreno de juego, Simao supo seguir siendo elegante tras abandonar el club.

Nunca entrará en el selecto elenco de las leyendas rojiblancas pero su compromiso, su clase y su respeto por el escudo le hicieron diferenciarse del resto. Lejos del Atleti, ha seguido ganándome para la causa. Su rueda de prensa de despedida y sus constantes guiños al Atlético cada vez que tiene ocasión son de jugador agradecido. Un futbolista que, injustamente y como tantos otros, salió por la puerta de atrás, pero que había dejado huella. Ahora llega con el Besiktas, equipo en el que ha demostrado que, al contrario de lo que muchos pensaban, para nada estaba acabado a sus 32 años. Cuenta la leyenda que, cuando un grupo de amigos míos viajaron a Estambul, mi única petición fue una réplica de la nueva camiseta del portugués. Pese a que Simao acababa de aterrizar en la capital otomana, me contaban que las camisetas del 31 del Besiktas se veían a decenas en el centro del Gran Bazar.

La justicia divina quiso que su despedida fuese la soñada por un futbolista en lo deportivo. Era un lluvioso 22 de diciembre y el Manzanares se llenaba para despedir al que era su capitán. Al igual que pasase con Torres, al igual que sucediese con Maxi. La hinchada rojiblanca veía salir al líder de su vestuario de una manera bien distinta a la que les hubiera gustado. Los gestos de cariño llegaron de todas partes: pancartas en la grada, compañeros que le cedieron el penalti para que se despidiese marcando, un entrenador que le agradeció su entrega con un sincero abrazo y una afición entregada al unísono grito de ‘Simao, Simao’.

Todos esos gestos no habían sido gratuitos. Marcar tanto a toda una institución en todos sus estamentos está al alcance de muy pocos. Más aún si tenemos en cuenta los tiempos de profesionalización en los que vivimos, donde a los jugadores no les da tiempo ni a conocer el idioma del país al que acaban de llegar o conocer el nombre del utillero que les limpia las botas. Pero Simao es un futbolista distinto. Cuando aún era muy joven, conoció la crueldad de un fracaso en el Barcelona por sus ansias de triunfar lejos de su Sporting de Lisboa. El destino fue caprichoso con él llevándole al Benfica, eterno rival lisboeta, donde se convirtió en futbolista franquicia.

Llegó al equipo en el difícil momento en el que se acababa de vender a Torres, llevó al equipo dos años seguidos a la Liga de Campeones con sus eléctricas combinaciones con Forlán y Agüero y, quizá su mérito menos reconocido, cambió la historia del Atlético. Suena exagerada la afirmación pero de su magistral pierna derecha nació un gol que llevó a un equipo hundido y a la deriva a las mieles del éxito de dos títulos continentales. Porque el gol que remontaba la eliminatoria en Copa del Rey ante el Recreativo desatando la locura en el Calderón. Cuando el Atleti estaba con uno menos, cuando la derrota hubiera supuesto el prematuro cierre a la enésima temporada mandada al limbo, Simao apareció y la puso en la escuadra.

Y el equipo creyó. Y Quique creyó. Y la afición creyó. Y todos juntos se pusieron a remar en el mismo sentido hasta conquistar los puertos de Hamburgo y Mónaco. Simao fue uno de los capitanes que levantaron las dos últimas (esperemos que por poco tiempo) copas ganadas por el equipo rojiblanco. Como tantos otros en aquella alineación que cualquier aficionado recitaba de carrerilla, salieron del club en una sospechosa operación de reciclaje. Sin embargo, a día de hoy, creo que a pocos futbolistas de aquel equipo se les recibiría con el cariño con el que espero que se reciba al portugués.

http://www.youtube.com/watch?v=kNGULzLCZ9M&feature=youtu.be&t=1m10s

Periodista en Eurosport Yahoo! Rojiblanco como bendito castigo y nostálgico del fútbol de antaño. Politeísta creyente en Gárate, Luis, Arteche y Calderón. Fernando Torres, el profeta.

Comentarios (4)

  1. José Valera

    Otra de las gracias de Gil Marin, vendiendo al enésimo capitán. Este tipo siempre me ha gustado, me parecia con diferencia el jugador más inteligente de la plantilla a pesar de que el físico no le acompañase como antaño.

  2. Menuda diferencia entre la despedida de Simao, todo un señor, con la de Reyes, todo un sinvergüenza.
    No ha sido mi futbolista favorito de los que he visto en el Atleti, y seguramente no esté ni entre los diez primeros, pero he de agradecerle su compromiso y sus ganas de hacerlo bien mientras estuvo aquí.

    Obrigado.

    Un saludo.

  3. Yo también le guardo cariño a Simao. Fue una pieza importante del Atlético que consiguió los dos títulos europeos y la final de Copa. Se merece un gran recibimiento.

    Como dice José un jugador que actuaba siempre con inteligencia y con mucha técnica.

    Un saludo.

  4. Como señores hay que recibir a un jugador profesional que se despidió como un señor y que no olvidemos ha sido nuestro Capitán.