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Día 1 del liderato atlético

Murió Luis Aragonés y el Atlético, como si no quisiera separarse de uno de sus grandes referentes, se encaramó a la cima de la clasificación, al punto metafóricamente hablando más próximo al cielo para seguir sintiendo bien cerca a Zapatones. El fin de semana no podía empezar peor pero la vida continúa y el lunes llegó, ironías de la vida, con el Atlético de Madrid como líder un porrón de años después. Se había marchado un referente rojiblanco pero había nacido una leyenda eterna.

Comienza una nueva etapa a la que el equipo no está acostumbrado. Desde el pitido final, el partido a partido adquiere un nuevo componente ya que ahora no se trata de saber cuánto aguantará el Atlético el ritmo de sus rivales, sino de ser quien impone la marcha, de saber si son los rivales los que aguantarán a este Atleti. Ya no se puede hacer la goma, sino que el equipo de Simeone ha decidido lanzar su ataque en plena etapa de montaña y demostrar a los favoritos que en este nuevo envite, casi órdago, no hay farol.

Un ingrediente importante de la receta del éxito de Simeone ha consistido precisamente en la comodidad con la que el equipo se sentía a la sombra, deportiva y mediática, de Barcelona y Real Madrid, pero los focos ahora le apuntan y los argumentos para confiar en que no le cegarán son más que fiables. Por un lado, porque resulta paradójico que, de los tres aspirantes al título, el que se ha mostrado más sólido y regular durante toda la temporada ha sido precisamente el Atlético. Por el otro, porque al menos a nivel mediático los rojiblancos seguirán siendo el postre tras las raciones diarias de intentos de chilena de unos y de artimañas contractuales de los otros.

Otro as en la manga radica en la discreción y efectividad con la que ha trabajado la secretaría técnica en este mercado invernal, una empresa impensable poco tiempo atrás. En una temporada donde lo más sensato parecía ser simplemente mantener intacto al equipo, dos reajustes han permitido contar con la vuelta de Diego Ribas, ávido de oportunidades para coger su último tren al Mundial y ojito derecho de Simeone, y con un destino que garantice minutos a Óliver Torres, a quien el que suscribe veía sin posibilidades de cesión hace precisamente una semana por culpa de su lesión. Bocazas que es uno…

Ni siquiera importa ya que en este dulce sueño del liderato se cruce una eliminatoria a cara de perro ante el eterno rival. Las semifinales coperas hubieran provocado un ataque de pánico hace bien poquito pero el Atlético de Madrid ya no es el chico tímido que bajaba la mirada para evitar cruzarla con la de los malotes del barrio. Este Atleti de Simeone, como lo fue el de Luis, planta cara a quien se ponga por delante. Eso sí, como siempre partido a partido.

El Atlético ha pasado de temeroso a temido sin pasar por temerario, todo un logro para un equipo sin estrellas de relumbrón, pero que ya no echa el aliento en el cogote de nadie, que ha vuelto al lugar que merece.

Periodista en Eurosport Yahoo! Rojiblanco como bendito castigo y nostálgico del fútbol de antaño. Politeísta creyente en Gárate, Luis, Arteche y Calderón. Fernando Torres, el profeta.

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