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El mejor del partido

Mario Suárez

Alcobendas

24-02-1987

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Cada equipo juega al fútbol como quiere o como puede. La que utilizó el Chelsea en el Calderón en la semifinal de Liga de Campeones no es la más atractiva, incluso es un manera bastante deplorable de hacerlo, pero tan legítima como otras. Frustra bastante, eso sí, esperar con tanta ilusión este partido histórico y poder disfrutar muy poco del espectáculo que se supone en un choque de esta envergadura. Una cosa quedó muy clara: hubo un solo equipo que quiso jugar al fútbol y otro cuya única pretensión fue que el rival no pudiera hacerlo.

Así transcurrieron la mayor parte de los 90 minutos de partido, el Atlético de Madrid intentando descerrajar el entramado defensivo que había dispuesto el entrenador del Chelsea y el Chelsea haciendo todo lo posible por que los rojiblancos no lo consiguieran. Ganó, desde este punto de vista el equipo londinense, puesto que consiguió el objetivo que se propuso desde el vestuario.

Dicho esto, conviene hacer autocrítica del juego del Atleti. No sirve de nada escudarse en la rácana propuesta futbolística de los blues, ya que se corre el riesgo de no corregir los errores cometidos reiteradamente por los colchoneros y repetirlos, también, en el partido de vuelta.

Los jugadores del Atlético lo entregaron todo, vaya por delante, lo intentaron todo para ganar el partido. Sin embargo, siempre lo hicieron de la misma forma, ahí estuvo el error. Dijo el entrenador del Chelsea en la conferencia de prensa el día anterior al partido que había preparado unas trampas al Atleti. Tanto misterio es parte de la parafernalia con la que se suele adornar, nada más porque todo el mundo sabía cuales eran esas, supuestamente, enigmáticas trampas.

Los jugadores atléticos cayeron recurrentemente en ellas, aunque también las conocían, como las conocíamos los demás. El Atleti atacó bien, movió la pelota con mucho sentido con Mario y Gabi dominando el centro del terreno de juego y la trasladó en muchas ocasiones a las bandas. Hasta ahí todo perfecto, el problema fueron los reiterados centros aéreos con los que Filipe Luis y Juanfran, principalmente, y otros compañeros centrocampistas bombardearon el área del Chelsea. Una y otra vez los defensas rivales salieron victoriosos.

El Atleti debió probar otras suertes: paredes en la frontal y disparos lejanos para intentar cambiar la partitura del encuentro. Lo hizo en contadas ocasiones. La más peligrosa, un disparo de Mario Suárez desde la frontal que salió lamiendo el poste. Hubo otros lanzamientos lejanos, la mayoría de ellos ejecutados en posiciones poco propicias y ventajosas, que terminaron desviados y lejos de la portería ajena. También se me ocurre que Villa debería haber salido antes porque tiene el oportunismo, la velocidad y la pillería que podría haber desmontado el entramado defensivo del Chelsea.

El síntoma más claro de la ineficacia atacante del Atleti fue que a Diego Costa casi no se le vio. Sin espacios, muy bien cerrados por Terry y Cahill, no pudo desarrollar su juego habitual. Tampoco anduvo muy fino Raúl García, siempre pendiente de cazar algún balón que nunca terminó de llegarle.

El cero-cero es a los partidos de ida de las eliminatorias lo que el EGM a los medios de comunicación: todos ganan, así que ambos conjuntos más o menos contentos porque los dos conservan intactas sus opciones de jugar la final de Lisboa. A los seguidores atléticos nos queda esperar hasta el miércoles para comprobar si el Atleti ha aprendido la lección de hoy y desarrolla otro estilo de juego diferente que pueda superar la propuesta que hace el Chelsea. Antes de eso tenemos otra final el domingo en Valencia. ¡Disfruten de lo que estamos viviendo!

Resumen del partido. Fuente: Canal +

Foto: Club Atlético de Madrid.