Soy Tiago. Me levanté de las cenizas de la derrota. Yo lloré más que nadie cuando perdimos la Copa del Rey en Barcelona. No era el primer título que perdía y no, mi vitrina no estaba vacía sino rebosante y llena de trofeos. Pero lloré porque aún retumba cada vez que cierro los ojos los cánticos como nunca antes oí. Cantaban sin cesar decenas de miles de atléticos que habían conducido, habían venido en tren y en avión, habían puesto la misma ilusión que yo pero habían perdido. Ellos en la grada cantando hasta quedar afónicos y yo aquí, llorando. Todos ganadores sin ganar. Todos campeones sin serlos. Lloré y me prometí volver a ser campeón por ellos.
Soy Tiago. Llegué a un equipo que era una colección diversa de dos o tres estrellas incomprendidas e infrautilizadas, chavales jóvenes e inexpertos, diamantes sin pulir y aunque nunca diga algo así en público: mucho, mucho jugador de relleno. Me trajeron para poner orden en medio campo, llevaban tiempo pensando en traerme pero al final sólo me pidieron prestado. Tanto no me querrían, pensara alguno.
Soy Tiago, el club decía que me quería, que ojalá me quede muchos años pero no me fichan y pasan los años. Luego dicen que cobro mucho pero cada renovación me pagan menos. Si fuera malpensado creería que con el dinero que me dejan de pagar a mi algunos cuentan billetes y se tapizan los bolsillos.
Soy Tiago y he estado aquí dos veces cedidos y acumulo dos contratos más. Llevo apenas cuatro años aquí. Si fuera malpensado pensaría que alguien no termina de confiar en mi o que con cada cesión y contrato alguien se lleva alguna comisión.
Soy Tiago. He estado aquí ya varios años. Quique, Manzano y finalmente Simeone. La montaña rusa. Cuando parecía que todo nos llevaba al más profundo de los infiernos llegó Cholo y llegó la confianza. Llegó y habló de mi desde la primera rueda de prensa. Y me enseñó porque cada uno íbamos a ser importantes. Me enseñó cosas que yo ya creía saber. Tengo una sala llena de trofeos, pero él vino y me enseñó a jugar cada partido como el último. Me enseñó a amar la pelota y el campo de nuevo. Me enseñó que esfuerzo, ilusión y trabajo son mis armas para hacerme parte de un equipo y que si somos equipo podemos ser mejor que el resto.
Soy Tiago y el otro día casi me parten la pierna o la rodilla o el tobillo. Lo que me robaron fue la cartera y un poco el orgullo. Veo poco la tele. Leo poco los periódicos pero veo que nos hemos vuelto incómodos. Ya no somos el gracioso Atleti que ha vuelto a la batalla y le mete cuatro al Chelsea en Mónaco. Somos el Atleti que disputa y gana Copas al Real Madrid en el Santiago Bernabeu. Somos el Atleti de siempre, el Atleti campéon.
Ahora me duele la pierna, me duele el Atleti. Pero no me duele el orgullo. Ya no estoy preocupado. Sé que me levantaré y volveré a jugar. Sé que nos levantaremos y volveremos a ganar. Somos el Atleti y yo soy Tiago.
Grandísimo artículo. Felicidades.
¡Muchas gracias Julio! Un placer hacer justicia con un tipo honesto que se ha dejado la piel y se lo trabaja semana a semana.
¿Lo escribe Tiago o Ricardo?
Ricardo, duda absuelta. Muy bueno.
Jeje
Muchas gracias Bernardo
Espectacular. Enhorabuena. Me has puesto los pelos de punta
Muchas gracias Mamen. Seguiremos intentando conseguir el mismo efecto en el futuro.
Me encantaría que Tiago pudiese leer tus líneas Ricardo. Para los atléticos es todo un capitán. También me parece destacable el momento en el que Medel le rompe de una patada el radio y el cúbito, o cómo aceptó a renovar por sólo un año más con el riesgo de perder un último gran contrato de su carrera. A veces olvidado por la afición, sé que es uno de los jugadores más queridos por sus compañeros.
Y además apreciado por el entrenador. A mi también me encantaría que le llegara y supiera que la afición le respeta y le quiere. Gracias por tu comentario Pablo
Un orgullo para la afición.
Y un símbolo para sus compañeros. De ahí del porque es capitán.
Jugador fino como el solo y que los rivales saben como hacernos daño, rompiendo la medular.
Un bonito homenaje.
Saludos.
Muchas gracias CAR