Liga
Jornada 11
Granada 1
Atlético 2
Granada: Roberto, Nyom, Mainz, Jeison Murillo, Foulquier, Recio (Riki, 67'), Iturra, Fran Rico, Pereira (El-Arabi, 78'), Brahimi (Buonanotte, 61'), Ighalo
Atlético: Courtois, Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis, Mario Suárez, Gabi, Koke (Insua, 92'), Adrián (Raúl García, 70'), Diego Costa, Villa (Tiago, 85')
Goles
0-1 Diego Costa (pen., 38')0-2 Villa (pen., 78')
1-2 Ighalo (92')
Tiene el ser humano un cúmulo de contradicciones existenciales entre las que figura en lugar destacado la de no saber apreciar lo que tiene hasta que lo pierde. De tanto ganar quizás se haya perdido la perspectiva del camino recorrido y de los hitos que se han conseguido. 0,72 años, o lo que es lo mismo 8 meses y 19 días, que expresado en semanas son 37 y 5 días, es decir, 264 días lleva el Atleti con una sola derrota en la carretera, visitas al Bernabéu -2- y al Camp Nou incluidas.
No entiendan, lectores, esta contrición como un ataque hacia ustedes. Lo escribo para mí, para interiorizar lo que tengo: un equipo que puede ganar en los buenos días, en los malos y en los regulares.
Claro que me gustaría ver partidos más vistosos que el de anoche. ¿A quién no? Porque el choque frente al Granada fue un tostón desde el punto de vista del espectáculo. El Atleti estuvo impreciso en las combinaciones, fue dominado en el centro del campo y anduvo sin rumbo durante la mayor parte de los noventa minutos.
Todo empezó, como siempre, en el centro del campo. Ya hemos comentado por aquí que sin Tiago se pierde el oremus. Su habitual alter ego, Mario Suárez no aporta al equipo lo mismo que el medio portugués. Si a él se le añade Adrián, en la enésima intentona de Simeone por recuperarlo, tenemos que entre Koke y Gabi tienen que sostener el juego del equipo. Y ayer no dieron abasto a cubrir tantas carencias.
De un fallo en la entrega de Suárez nació la primera y única gran ocasión del Granada. Fue una serie de córners, disparos a portería, larguero incluido, en los que los granadinos acosaron con insistencia la portería de Courtois. El Atleti se salvó por los pelos de encajar el primer gol.
El Granada atacó con frecuencia en la primera parte, principalmente por nuestra banda derecha. Juanfran jugó unos primeros minutos lamentables en defensa y se vio superado por Brahimi una y otra vez. El extremo buscó con éxito sucesivo la espalda del lateral. Filipe Luis tuvo que acudir en un par de ocasiones en su socorro. Pero Juanfran se rehizo y terminó convirtiéndose en uno de los mejores del equipo.
Un avance suyo propició la mejor ocasión de toda la primera parte. Su centro fue rematado de cabeza, en una difícil posición, por Diego Costa. Luego llegó el penalti sobre Villa, en el que éste puso bastante de su parte para hacer más evidente el empujoncito que le propinó un defensa contrario. Diego Costa convirtió la pena máxima. El Granada se marchó a la caseta sin contraer méritos para la victoria ni tampoco para la derrota.
El Atleti economizó esfuerzos. Bien arropados atrás, su único objetivo era mantener virgen su portería y encontrar un contragolpe que pusiera la definitiva tranquilidad en el luminoso con un segundo gol. A punto estuvo de lograrlo Diego Costa en un disparo, pelín forzado, con la pierna izquierda. Sin embargo, fue de nuevo Villa y su oficio el que generó el penalti, éste más claro, que sirvió para aumentar la ventaja que ya parecía definitiva. El postrero gol del Granada sólo puso algo de inquietud y emoción en los últimos instantes del choque.
Sigue la racha victoriosa. También en un partido disputado en una jornada entre semana, en día previo a un puente, de esos en los que tradicionalmente el Atlético de Madrid soltaba gatillazos de época que ayudaban a excavar un centímetro más profundo la cueva en la que habitaba el club. Hoy no nos conformamos con una victoria, exigimos un poco más al equipo. Bien. Los tiempos han cambiado.