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Otra victoria más para el equipo de Alfredo Santaelena que suma, con ésta, cuatro partidos sin ceder un solo punto. El pasado sábado salieron victoriosos del feudo del Marino, al que vencieron por 1-2 con gol en el último instante. Este resultado coloca al Atlético B a cuatro puntos de los puestos de promoción, ya que el Fuenlabrada pinchó en la última jornada haciendo que el sueño del ascenso sea posible.

Si  hay algo que reconocer a Santaelena es que ha construido un equipo competitivo que no se deja caer a pesar de las bajas. El filial colchonero cuenta con grandes estrellas, las cuales no están siempre disponibles, pero cuando están en el terreno de juego es un placer verlos jugar. Ante el Marino se  logró otra victoria más, proclamándose el equipo que más ha puntuado en las últimas seis jornadas.

Cuando se entra en una buena racha es difícil salir de ella, estos jugadores están intratables y los goles que antes no se marcaban, ahora entran en cualquier momento. No hay que perder la fe en estos chavales y bien claro lo dejó N’Doye cuando fusiló al meta local en el añadido, pero vayamos por partes.

El equipo repitió el mismo once que la pasada jornada, solamente el cambio del portero debido a que Bono viajaba con su selección. Esto significaba que Óliver se quedaba, otra vez, en el banquillo. El partido comenzó con dos equipos que se respetaban mucho mutuamente, aunque las primeras jugadas de peligro vinieron por parte de los locales cuando tuvieron que hacer que Ángel realizase una tremenda estirada y, minutos después, Thomas despejase un balón en la línea de gol para evitar un gol olímpico.

Así se llegaría al descanso, con la sensación de tener dominado el partido pero que cualquier fallo podría costar muy caro. Al comienzo del segundo acto, Manquillo se quedó solo ante el meta y la falló, ser goleador no es su mejor faceta.

Luego llegó el momento clave del partido, cuando Santaelena decide dar paso a Óliver Torres en detrimento de Vicente. Hay jugadores que tienen estrella y otros que nacen estrellados, pues lo de este chico fue entrar y besar el santo. Cuando todo el mundo comenzaba a tener dudas sobre su fútbol, él respondió a todos con golazo.

Era el minuto 60 y solamente llevaba segundos sobre el terreno de juego, cuando bajó con mucha clase un balón de Thomas, como si hubiese dormido el esférico, se elevó en el aire y casi con el tacón fijó el balón en el suelo. Ya allí, se tomó unos segundos de respiro ante el portero y, con un toque de mago, batió al cancerbero por la derecha sin que éste pudiese evitarlo. Golazo que adelantaba a los rojiblancos y, a nivel personal, callaba muchas críticas.

La igualada llegaría en el minuto 81, cuando Chus Hevia remataba al fondo de las mallas un balón sacado desde una falta. El Marino empató y se vino arriba, pero nadie sabía que este Atleti B estaba en racha y que, esta vez, la suerte estaba de su lado.

Ya en el tiempo de añadido, N’doye remata, en el segundo palo, un centro medido por Iván provocando el éxtasis en los jugadores colchoneros. Hace meses este gol no hubiese entrado pero ahora todas las cosas salen de cara y se sueña con el ascenso. Los jugadores se han enganchado a tiempo al tren del ascenso aunque para ello deben dar la cara en los próximos partidos.

Sporting de Gijón, Real Oviedo y Fuenlabrada son los siguientes rivales de los atléticos, si quieren estar presentes en la fase eliminatoria del ascenso deben vencer a estos rivales directos. De momento no hay ningún miedo, estos jugadores pueden vencer a cualquiera.