Los rojiblancos parecían estar inmersos en una profunda pesadilla de la que no podían salir, pero el pasado domingo despertaron, y de qué manera. Tras lo que nos habían mostrado en partidos anteriores, el juego del equipo era una incógnita, y más si contamos con que Saúl y Oliver fueron ausentes en este partido. Pero estos chavales bailaron al líder, al Tenerife, al que le pudieron caer unos cuantos goles más a pesar del resultado (1-0).
El Tenerife llegaba pletórico a la Ciudad Deportiva rojiblanca, pues llegaba tras nueve partidos sin perder. Algo que no preocupaba a Santaelena. Los de Cervera se vieron superados desde el minuto uno, ante un Atlético B que quería comerse el mundo en su casa y ante su afición. Demostraron que pueden ser ese equipo que todos los seguidores imaginaban al comienzo de la temporada. La verdad que estos canteranos pueden llegar lejos, pero para ello deben comenzar a ser constantes.
Desde el comienzo del partido los rojiblancos pusieron las cartas sobre la mesa y dejaron sin opciones a los tinerfeños. Presión asfixiante en la salida del balón, ayudas de unos jugadores a otros en tareas defensivas, robo de balón en tres cuartos de campo, es decir, parecía que este equipo había sido tocado por la varita mágica del ‘Cholo’ Simeone.
Luego llegó el turno de las individualidades. Manquillo demostró porqué está siendo un habitual en las listas del primer equipo, se echó el equipo a la espalda y cabalgó hasta la meta de Aragoneses sin que nadie pudiese pararlo, ya en el borde del área disparó un fuerte disparo que despejó como pudo el portero a córner. Era el primer aviso serio.
El segundo no tardó en llegar. Omar tenía cuentas pendientes con el Tenerife, rival histórico desde que era pequeño, así que no tuvo piedad en desbordar y llegar a portería cada vez que podía. En una de esas desvirgó a Javi Moyano en el área, haciendo que el jienense no pudiera hacer otra cosa que derribar al canario en la zona de penalti.
La responsabilidad la asumió Gerard que aunque aún siga siendo pichichi del equipo, hace tiempo que se mojó su pólvora. Lanzó el penalti y Aragoneses lo desvió a córner provocando el éxtasis para los visitantes.
El final del primer tiempo fue un monólogo colchonero dirigido por Omar, que se encargaban de poner a prueba al ex-portero del Calderón cada vez que podían.
El segundo acto fue más de lo mismo. Los líderes no llegaban a la portería defendida por Bono y los chavales se sentían cada vez mejor. El guión ya estaba escrito y el gol debería llegar en un momento u otro.
A falta de quince minutos, exactamente en el minuto 76, Thomas creó una verdadera obra de arte para derrumbar, aún más, al líder. El colchonero controló un saque de banda en la izquierda y miró al interior del área en busca de algún compañero al que darle la pelota. Tras esto, no se sabe si centró o chutó, pero lo cierto es que mandó un obús que se paseó por toda el área hasta entrar rozando por el segundo palo que defendía Aragoneses, el único sitio al que no podía llegar el cancerbero.
Tras el gol de Thomas, los de Santaelena tenían la victoria en el bolsillo, solamente tenían que controlar las subidas descontroladas del cuadro blanquiazul. Al final, los tres puntos se quedaron en casa, pero lo mejor fue la sensación de haber ganado con bastante superioridad al líder. Ahora este equipo ha despertado, se aleja a seis puntos del descenso y se espera que no se vuelva fallar en las próximas citas. Si quiere seguir en la zona tranquila deberá ser constante, y para eso deberá salir victorioso en el próximo derbi ante el Getafe B, equipo con los mismos puntos.