Liga
Jornada 28
Osasuna 0
Atlético 2
Osasuna: Andrés Fernández, Marc Bertrán, Arribas, Miguel Flaño, Damiá (J. Llorente, 80'), Puñal (Cejudo, 73'), Lolo, Armenteros, Oier, De las Cuevas (Nino, 61'), Masoud
Atlético: Courtois, Juanfran, Miranda, Cata Díaz, Filipe Luis, Gabi, Mario Suárez, Koke, Arda Turan (Rodríguez, 86'), Diego Costa (Adrián, 75'), Falcao
Goles
0-1 Diego Costa (34')0-2 Diego Costa (48')
Cuenta la leyenda que un día se reunieron los árbitros y decidieron que los colores las equipaciones de los equipos contendientes de un partido de fútbol no podían coincidir en ninguna de las prendas. No consta en el acta de dicha reunión que los mencionados trencillas hubieran ingerido ninguna sustancia psicotrópica, pero no lo descarten. Resultado de aquél infame conciliábulo es que el Atlético de Madrid jugó en Pamplona con camiseta negra -con la publicidad en amarillo-, pantalón azul y medias rojas. Un insulto a la liturgia del fútbol y una falta de respeto a la tradición de los colores rojiblancos. Se empieza por perder el respeto a las tradiciones y se termina por despreciar el fútbol. En eso están, no nos engañemos.
Uno, de entrada, empieza a ver el partido de mala leche. Si, además, el Atleti empieza con una torrija propia de la época del año en la que estamos la mala leche se transforma en mosqueo absoluto. Salvo la primera jugada del partido, a cargo de Arda Turan, lo que hizo el Atlético en la primera media hora de juego puede resumirse en una palabra: nada.
Osasuna le pudo en el centro del campo, siempre con un punto más de concentración y velocidad que le hacía dominar el partido a través de la posesión del esférico. El Atlético de Madrid se defendía, casi siempre bien, pero enseguida, se deshacía de la pelota con potentes voleas, casi siempre a ninguna parte. Gabi y Mario Suárez no ponían orden en la parcela donde suelen decidirse los partidos. Tampoco aparecían Arda Turan ni Koke ni ninguno de los jugadores atacantes rojiblancos.
El partido empezaba a tomar el cariz de los típicos duelos en los que se adelanta en el marcador y luego no hay manera de remontar. Pero no iba a ser así.
El Atlético enlazó la mejor jugada del partido: una combinación entre varios jugadores después de un robo de balón, por fin, de Arda Turan. Tras una pared con Falcao, la pelota le llegó a Gabi que metió un pase en profundidad a Koke, venido desde la izquierda hacia el centro. Mientras Koke progresaba, Diego Costa ponía en marcha la locomotora y se adelantaba a la defensa rojilla por la zona izquierda del ataque colchonero. El canterano puso el balón milimétrico para que el brasileño rematara a puerta, en un gol que ya se cantaba. El remate se encontró con una gran parada de Andrés, pero Costa está bendecido por todo el colegio cardenalicio a lo que se ve, y el balón rebotado de la mano del portero le cayó a la cabeza para remachar el primero del Atlético.
Fue un golpe moral para ambos conjuntos, mientras el Atlético revivió definitivamente, el Osasuna dejó de creer inmediatamente en, lo que hasta entonces, había sido un buen partido por su parte.
Los jugadores salieron de la caseta con el recuerdo de lo que había sido el final de la primera parte. Diego Costa quería volver a lucir en Pamplona, como ya lo hiciera hace un par de temporadas. De nuevo por la banda izquierda, pero esta vez en jugada personal, demostró por qué es, hoy por hoy, el jugador más determinante del Atleti: el alma y el corazón de este equipo.
Aprovechó el rebote contra el césped, de su fornido corpachón tras un tantarantán que le propinó un contrario, para levantarse como una centella e iniciar de nuevo su veloz carrera. Llegó a la pelota antes que Flaño, lo que le valió una dura falta merecedora de tarjeta amarilla, pero el árbitro consideró que quien se se iba a llevar la tarjeta era nuestro delantero por protestar. Cosas veredes en los campos de fútbol español, amigo lector.
La falta, prodigiosamente lanzada por Koke, fue rematada a las mallas oportunamente por Diego Costa. Era el segundo gol del brasileño.
La ventaja en el marcador se antojaba definitiva. El Atlético de Madrid pasó a dominar también en el juego. Gabi y Mario se adueñaron de la parcela ancha de El Sadar y, a partir de ahí, todo volvió a funcionar como acostumbra en el equipo rojiblanco. Fue una segunda parte plácida para los nuestros. Aún pudimos disfrutar de ciertas fases de buen juego y de varias ocasiones que no culminaron en gol de pura casualidad.
Es lo que tiene el cholismo que siempre se levanta tras la derrota. Negros augurios se cernieron sobre el equipo después de perder contra la Real. A mi juicio se vertieron críticas excesivas e injustas si nos atenemos a la temporada que está haciendo nuestro equipo, y no sólo a un partido concreto. El Atlético de Madrid sigue firmando una excelente temporada venciendo en campos complicados y siguiendo el ritmo que marcan los dos de siempre. Así debe seguir.
Gran resumen, don Julio. Más entretenido que el propio partido…
Un apunte de algo que cada vez me llama más la atención: ¿cómo es posible que acabemos un partido sin siquiera realizar todos los cambios? Tenemos en el banquillo a un chaval que necesita minutos de competición como el comer, un final de partido apacible y un cambino por realizar. ¿Para qué va Óliver convocado? ¿Únicamente por si se lesionan/expulsan a Gabi y a Mario?
Lo de Óliver es un misterio sin resolver. En parte, creo que va convocado para completar la convocatoria, pero el Cholo debería tener en cuenta que Óliver no es un canterano cualquiera porque la afición tiene muchas esperanzas puestas en él.