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Tres malos partidos fuera del Vicente Calderón y se desató la ira. Una parte de los aficionados atléticos criticó con excesiva dureza el flojo partido de los colchoneros en Vallecas, olvidando la excelente temporada que lleva hasta ahora el Atlético de Madrid. Sólo hay tres equipos en España que pueden ganar tres títulos y uno de ellos es el nuestro. El Atleti bate récords cada semana, pero eso no cuenta. Es segundo en la Liga después de dieciocho años y no se reconoce el mérito.

El Atlético hizo un mal partido y ante eso no cabe discusión. Salió despistado y le concedió un tempranero gol al Rayo al tercer minuto. Un balón cruzado desde el costado izquierdo al espacio entre la línea defensiva y Courtois fue remachado por Lass a las mallas del portero belga. Ni Cata, al que le dio miedo meter el pie, ni Filipe que llegó un segundo tarde, pudieron alejar el peligro.

El Rayo cobró ventaja antes de merecerlo y en ese mismo momento había ganado una buena parte del partido. El Atlético se echó hacia adelante para intentar el empate, pero siempre con un juego por impulsos, muy poco organizado. Tuvo alguna ocasión de igualar el marcador. Quien lo tuvo más cerca fue Juanfran en una volea desde la frontal del área. Luego Falcao, en un centro desde la banda derecha, remató de cabeza, también desviado.

No se encontraban a gusto los jugadores colchoneros. En ningún momento de la primera parte controlaron a los vallecanos que vivían felices en el escenario en el que se desenvolvía el partido. El Atlético de Madrid tiene grandes dificultades cuando se trata de crear juego. No le va porque no sabe. Y no sabe porque no tiene jugadores que tengan la capacidad de generar fútbol.

El curso pasado contaba con Diego y con Adrián. El primero desechó la posibilidad de quedarse en Madrid perdiendo dinero, pero ganando en felicidad. Perdió él y perdió el Atleti. El segundo se quedó, pero es lo mismo que si se hubiera marchado. Con ninguno de ellos se puede contar. Si a eso le añaden que Simeone, y no voy a dudar de su criterio, cree que Turan tiene que descansar cada ciertos partidos, las posibilidades de que el centro del campo atlético domine al rival son mínimas. Son cuestiones fundamentales que conviene recordar para no perder la perspectiva y juzgar en justos términos las actuaciones del equipo.

El Rayo controlaba el partido. A los ataques del Atlético le sucedían peligrosas contras de los franjirrojos. En cualquier momento podía llegar el segundo gol. Llegó en una jugada similar a la del primero. La diferencia fue que esta vez el balón cruzado desde la izquierda no encontró rematador en primera instancia. Fue Lass el que recogió la pelota en la lateral del área y la volvió a pasar para que Baptistao la introdujera en la portería atlética.

Simeone dio entrada a Arda Turan por Adrián, cada vez más fuera de onda. Mejoró el Atlético, pero sin terminar de creerse que pudiera remontar el partido. Y así es muy difícil. El termómetro de cómo está el equipo es Falcao. El colombiano no está en su mejor momento de la temporada por las lesiones. Conviene recordar que, el de anoche, era el primer partido de la Liga que Falcao jugaba fuera de casa este año. No lo hacía desde el partido contra el Barcelona. No tengo ninguna razón para dudar del compromiso de Radamel Falcao con el Atlético. Si no presiona como antes, si no está tan acertado, si se le ve enfurruñado y encarándose con los rivales es porque sabe que, ahora mismo, no está en condiciones de dar al equipo lo mismo que ha estado aportando hasta ahora.

Los futbolistas han perdido parte de la fe que en otras ocasiones les ha hecho ganar partidos. Sea por un bajón físico, sea porque se quieren medir los esfuerzos o por cualquier otra razón desconocida para mí, el caso es que ésa es la impresión que tengo de todos los últimos partidos, de los de casa, también. Al Atlético de Madrid le cuesta mucho más ganar los partidos, aunque el Calderón siga siendo un terreno imposible para todos los visitantes.

Para ser muy claro: no comparto de ninguna manera las furibundas críticas que se han hecho a Simeone y a los jugadores. Si alguno se ha creído que el Atlético de Madrid iba a ganar todos los partidos de la temporada allá él con sus expectativas. Soy de Simeone porque gracias a él he podido sentirme orgulloso de ser del Atleti después de dieciocho años. Nadie, en su sano juicio, puede creer que un equipo de fútbol o su entrenador tienen la verdad eterna y el acierto absoluto.

Si alguien quiere volver a otros tiempos pasados en los que entrenadores de medio pelo se sentaban en el banquillo del Atlético de Madrid, que lo diga. Yo no. Larga vida al Cholo … y al cholismo.