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Se nos cayó el Atlético de Madrid con el primer gol de Adriano. No sé si por incredulidad ante el golazo del lateral, porque el Barcelona despertó o porque la debilidad mental que ha reflejado el equipo ante Madrid y Barça es superior a la confianza ampliamente demostrada con otros rivales. Sea como fuere, el Atleti desapareció. A partir de entonces vimos el partido que no queríamos ver: un Atlético miedoso y apretujado atrás, con deseo de que el reloj corriera más deprisa, esperando que le cayeran los menos goles posible.

El Atleti sale a jugar en el Camp Nou con menos ansias que en el Bernabéu. En los últimos tiempos siempre ha sido así. Se nota desde el primer segundo de partido de cada duelo con los blaugranas. Se plantó firme en el césped consciente de sus limitaciones y de las virtudes del rival. Las líneas permanecieron muy juntas y coordinadas, lo que impedía que el Barcelona jugara entre líneas, que es lo que más le gusta y lo que mejor sabe hacer. La mentalidad de los colchoneros no era sólo defender. En la cabeza de cada jugador estaba presente siempre la posibilidad de lanzar contraataques.

Koke estuvo fantástico en la creación, Diego Costa supo presionar perfectamente y aguantar el balón cuando le llegaba. Falcao se sintió muy acompañada por ellos. El colombiano siempre agradece la compañía. Puede parecer que él solo se basta, pero creo que no es así. O dicho de otra forma, Falcao mejora mucho su rendimiento si otros futbolistas juegan junto a él.

Los demás cumplían su papel a la perfección. La defensa muy segura y el centro del campo se encargaba de obstruir los habituales canales de comunicación que el Barcelona establece con tanta facilidad entre sus volantes y sus puntas. El Atlético se sentía a gusto en el terreno de juego y a la vez hacía que el Barça estuviera muy incómodo. Posiblemente, los culés han pasado la peor primera media hora de esta temporada. Mérito colchonero.

En los primeros minutos les dimos tres o cuatros sustos, un poste incluido, a remate de cabeza de Falcao y otra ocasión clara que se produjo una vez que Koke anduvo muy avispado en el saque rápido de una falta hacia el colombiano. Le faltó al delantero un poco de precisión en el último toque, el que le servía para preparar el disparo, y el balón se marchó a la izquierda de Valdés.

Como habíamos pedido en los días previos al choque, se le estaban dando oportunidades de gol a Falcao. El colombiano puede fallar una, y hasta dos, pero nunca tres. Diego Costa robó un balón a Messi en el centro del campo. En un par de toques se preparó la pelota para dársela a Falcao. Éste salió como una flecha hacia la portería. Ni Piqué, ni Puyol se pudieron acercar. La ventaja que les sacó, le dio la tranquilidad para picar, con la izquierda, el balón por encima del portero barcelonista. Un golazo glorioso.

El Atlético estaba siendo muy superior al Barcelona en el Camp Nou. Era una realidad palpable. La ilusión podía con la realidad de la diferencia de calidad que hay hoy entre ambos equipos. El Atleti se mantuvo en pie cinco minutos más. Hasta el gol de Adriano. Un golazo, y no es la primera vez que lo hace. Es lo grande del fútbol. Pensamos que hay que para a Messi y a Iniesta y a Xavi y llega un «outsider» y te tumba en la lona con un contundente izquierdazo.

El Barcelona despertó y el Atlético se tomó un somnífero. No hubo partido, si por partido entendemos una disputa más o menos igualada. El Atlético se cayó con estrépito y no se levantó en una hora. Falcao fue el único que estuvo a la altura de las circunstancias. Simeone trató de cambiar el signo del partido, pero los cambios no hicieron otra cosa que disminuir las prestaciones del equipo. Y no le culpo. Cualquier modificación de la alineación que ha sacado hoy empeora lo que hay en el campo. Con Rodríguez en el dique seco y Adrián perdido en las montañas asturianas, nada hay que hacer.

Durante más de un tercio del campeonato hemos plantado cara al mejor equipo de la historia de la Liga. Han sentido nuestro aliento hasta el partido del Bernabéu. Vistas las circunstancias que atraviesa el Atleti en los últimos tiempos, analizadas la capacidad de esta plantilla, el Atlético, Simeone con el Atlético está haciendo un milagro.

La ilusión ha podido con la realidad durante todas estas jornadas porque somos del Atlético. Y nuestra fe es inquebrantable. El equipo, de momento, no da para más. Quiero decir que no es suficiente para ganar al Barcelona. No quiero decir que me conforme con la derrota o que la justifique. Estoy tan fastidiado como usted. Trato de explicarla.

El Atlético de Madrid es, no digo ha sido, digo es un equipo histórico. Simeone está intentando que vuelva a recuperar el protagonismo que ha perdido. La mejora del equipo es enorme. No se puede lograr pasar de la mediocridad a la excelencia en una sola campaña. Sobre la base de este equipo y dirigidos por este entrenador hay que crear un proyecto que devuelva al Atlético de Madrid al lugar que siempre ocupó. Debemos exigirlo a quienes dirigen el club.