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Me preocupaba más comprobar cómo se encontraba el estado de ánimo de la plantilla después del mal partido en el Bernabéu que cuál fuera el resultado del partido. Era importante ser primeros de grupo, como no, pero considero que el equipo necesita recuperar el estilo de juego y las sensaciones de los primeros dos meses de competición. Para lograrlo, Simenoe siguió alineando a los jugadores que han llevado al Atleti hasta la fase final de la Europa League. Es lógico que el entrenador siguiera confiando en ellos. La principal novedad en la alineación fue la incorporación de Manquillo, el joven lateral del Atlético B.

El lateral rojiblanco empezó muy activo y fue, junto a Juanfran, el principal valor del ataque atlético en los minutos iniciales del partido. Pudieron progresar, en varias ocasiones, hasta la línea de fondo de la defensa checa, pero en ninguna encontraron rematador. El conjunto colchonero fue perdiendo punch al correr de los minutos de la primera parte.

El Viktoria no había creado muchas ocasiones, alguna aproximación sin peligro y poco más. No había hecho méritos pues, como para conseguir adelantarse en el marcador y sin embargo, lo hizo. Fue en un saque de esquina, mediante el tradicional método de sacar el balón al primer poste, para que un jugador amigo se adelante a la defensa y peine hacia atrás. A esa zona del área se incorporaron hasta tres rivales y uno de ellos, Prochazka, remató a placer.

Al Atlético se le ven indudables deficiencias de calidad. No puede dominar los partidos desde el centro del campo ni aún cuando el equipo contrario pertenezca a la liga checa. Emre, Tiago, Raúl García y Juanfran suenan mejor que Zeman, Stipek, Duris y Horvath pero eso no garantiza que los nuestros impongan su dominio. Y es ahí donde comienzan las dificultades. Si no se tiene la posesión de la pelota es muy difícil crear ocasiones. La solución alternativa es el contraataque. Sin embargo, también para el contragolpe se necesita calidad, de lo contrario se pierden muchas oportunidades al no tener la precisión requerida para jugar a ese estilo. En un par de ocasiones funcionó cuando Adrián y Costa se juntaron. Nada más.

La reanudación del encuentro no supuso mucho cambio en el guión del Atlético. En vista de que el juego se estaba haciendo muy espeso, a Simeone no le quedó más remedio que dar entrada a Koke. Mejoró el Atleti, lo cual tampoco era muy complicado. Esta leve mejoría propició que se pudieran crear algunas ocasiones, tampoco muy claras, pero al menos nos acercábamos al área. Poco a poco, el Atleti encerró al Viktoria en su área y eso es contraproducente para el estilo de juego colchonero. Le va más presionar y robar en posiciones cercanas al área que encerrar al rival. Pero, ya no había alternativa. Ese estilo de juego, el contragolpe, se puede poner en práctica al principio del partido, o cuando vas ganando.

Al Atleti le duró la mejoría unos cuantos minutos. Después volvió al mismo juego anodino y torpón previo a la incorporación de Koke. Esto animó al Viktoria a echarse más arriba intentando marcar un segundo gol definitivo.
Los últimos minutos no se jugaron. Fueron un compendio de faltas y pérdidas de tiempo continua por parte de ambos conjuntos. Simeone contribuyó, de forma inexplicable a perder tiempo con unos cambios cunado sólo faltaban cinco minutos.

Para rematar el desastroso encuentro del Atleti, Diego Costa se metió en un fregao al que no le llamaron y fue expulsado por un leve cabezazo a un contrario. Y así, con este estrambote, se puso fin al horroroso partido de los rojiblancos.

Foto: El País.