Hace tiempo, andaba paseando la vista entre las infinitas emisoras absurdas que saturan el espacio televisivo cuando mi consciente reparó en un partido de fútbol de la liga portuguesa que por allí estaban emitiendo. El causante de que mi estado de letargo cerebral llegara en ese momento a su fin no fue un gol espectacular ni una jugada brillante porque, de hecho, el partido no había comenzado. Lo que llamó mi atención fue ver unos jugadores vestidos de riguroso negro que hacían un pasillo a otro jugador vestido del mismo color y al que de forma ordenada pateaban en el trasero durante su camino de ingreso al terreno de juego. Aquellos señores eran la plantilla de la Académica de Coimbra y en ese mismo momento reparé que detrás de ese escudo que portaban en sus camisetas, en forma de diamante y en el que se adivinaba una torre, debía existir una historia interesante.
Coimbra es una ciudad portuguesa de interior, situada casi de forma equidistante entre Oporto y Lisboa, que aparte de ser cuna de varios reyes lusos es fundamentalmente la sede de la que durante muchos años fue la única universidad de Portugal y a su vez una de la más antiguas del mundo: la universidad de Coimbra. El 3 de Noviembre de 1887, un periodo en el que la monarquía portuguesa escribía sus últimos capítulos, un grupo de estudiantes de la universidad reunidos en el Colegio del Santo Apostol decidió fusionar dos asociaciones deportivas fundadas anteriormente en el entorno universitario (el Clube Atlético de Coimbra en 1861 y el Academia Dramática en 1837) para crear la Asociación Académica de Coimbra (AAC). Con el nacimiento de la asociación, de carácter polideportivo, nace también su sección futbolística (Secçao de Futebol) que hace que el Académica de Coimbra sea considerado uno de los equipos más antiguos de Portugal. Sin embargo el fútbol era entonces un deporte muy minoritario y la actividad de la sección se circunscribía básicamente al propio entorno universitario. Tal es así, que no jugarán su primer partido hasta 1912 (frente al Gimnasio Club de Coimbra) ya con el país luso convertido en una república desde dos años antes. En aquel primer partido inusualmente se vistieron las casacas blancas y pantalones negros que antecedieron al riguroso negro en camiseta y pantalón que acompañará al equipo posteriormente y hasta nuestros días. Una equipación que rinde homenaje a los trajes negros que habitualmente utilizaban para asistir a clase los estudiantes de la universidad de aquella primera época.
Pocos meses después, el Académica de Coimbra entrará a formar parte de las competiciones oficiales que van surgiendo primero en la región y luego en el país. Así en 1938 se juega la primera edición de la copa de Portugal y el Académica no sólo está incluido entre los participantes sino que resulta vencedor. Hasta el año pasado ese fue el mayor éxito de la entidad en toda su historia. Una historia que pocos años después lo situará siempre en un segundo plano por detrás de los equipos de la capital y el emergente Oporto. Es sólo a finales de los 60 cuando alcanza su cénit consiguiendo un par de finales de copa y un subcampeonato de liga.
Pero el Académica durante todo ese tiempo se convirtió en un equipo distinto, genuino y peculiar, de tradiciones severas, muy anclado en la vida universitaria y con unos códigos de honor que enseguida fueron desapareciendo del resto de equipos de fútbol. Su peculiaridad y carácter universitario hacia que ganara un gran número de adeptos repartidos por todo el país fundamentalmente entre los estudiantes que pasaban por Coimbra. La comunión entre equipo, universidad y ciudad era total. Hasta bien entrado el siglo XX sus componentes tenían que ser obligatoriamente estudiantes de la universidad y por supuesto se mantenía impermeable a los cantos de sirena del profesionalismo. Otra de las genuinas tradiciones del equipo, que se conserva hasta la actualidad, es el paseíllo al que hacía mención al inicio: el llamado Canelao. Todo jugador que se viste por primera vez la casaca negra debe pasar a través de un pasillo formado por sus compañeros que, uno a uno, irá pateando su trasero a modo de empujón. La tradición está basada en las novatadas que los estudiantes de la universidad aplicaban a los recién llegados. El espíritu y lema del equipo anteponía siempre el honor y los ideales académicos por encima de los resultados deportivos y eso provocó no sólo el carácter tan particular de la institución sino un estilo de fútbol creativo y vistoso que fue muy apreciado por los aficionados al fútbol. Esa forma tan particular de desenvolverse en el terreno que tenían los jugadores, da origen al apodo con el que se conoce a la institución coloquialmente: la Briosa.
El 25 de Abril de 1974 se produce la Revolución de los Claveles que pone fin a la dictadura de Salazar y que transforma Portugal definitivamente en una república de derecho. Esa fecha, que hoy se celebra en todo el país luso con fervor, representa sin embargo un punto de inflexión en la historia del Académica hasta el punto de que algunos seguidores lo consideran su fin. Ya durante los últimos años de la década de los 60 el buen hacer del equipo puso a la institución en la ruta de los grandes equipos pero precisamente para mantener la competitividad tuvo que hacer ciertas concesiones al profesionalismo que no se entendieron en buena parte de los aficionados, que denunciarán a partir de entonces la práctica de usar “profesionales ocultos” (estudiantes que no lo eran y que cobraban por jugar). Este caldo de cultivo se va fraguando durante los años previos a la revolución en los que también se producen las primeras revueltas contra el régimen que tienen su foco precisamente en la universidad. El cambio político tiene finalmente un efecto fulminante en la AAC cuya dirección es tomada por la izquierda radical revolucionaria y siendo una de sus primeras acciones la extinción de la sección del fútbol bajo el pretexto del “vergonzoso” proceso de profesionalización que estaba sufriendo y su desvío de los principios del amateurismo que regían en la institución. Los miembros del equipo, tras recuperarse del estado de shock, deciden enseguida crear una nueva institución al margen, El Clube Académico de Coimbra (CAC), reclamando para sí el espacio administrativo dejado por su antecesor en la primera división.
El nuevo CAC, desvinculado ya totalmente de la universidad, pretende seguir conservando las tradiciones de antaño pero rápidamente se ve convertida en una institución profesional al uso, lo que provoca una falta de identidad en la institución que se ha arrastrado hasta nuestros días. Los resultados del equipo son además bastante mediocres a partir de ese momento (prácticamente se convierte en un equipo ascensor) lo que provoca un descenso notable en el número de aficionados y en la empatía que es capaz de provocar en el mundo del fútbol y sobre todo en la propia ciudad. En Coimbra se va a dar cada vez más el triste fenómeno de que los aficionados al Académica lo son antes de uno de los grandes (Oporto, Benfica o Sporting), algo que no era mayoritario en años anteriores. Por si la situación no fuese ya de por si negativa, a partir de entonces el club va a arrastrar periódicamente constantes problemas financieros generados por el descenso de socios y el abandono de la universidad.
A partir de los años 80 surge una corriente que trata de reconciliar a la institución con su historia y para ello se pone la primera piedra con la firma en 1984 de un acuerdo entre el club y la AAC para que nuevamente vuelvan a estar vinculados equipo y universidad. Aun así, para evitar problemas internos en la asociación y sobre todo dado el carácter ya totalmente profesional del club de fútbol, se decide que éste sea un organismo totalmente autónomo de la asociación estudiantil. De ahí que el actual nombre sea: Associaçao Académica Coimbra – Organismo Autónomo de Futebol (AAC – OAF). Pero la situación no ha sido muy brillante tampoco a partir de entonces sucediéndose descensos y ascensos de categoría y manteniéndose patente esa lucha interna entre profesionalismo y tradición que nunca se terminó de resolver. Puede que el título de copa obtenido el año pasado frente al Sporting de Portugal (y que es lo que les da permiso para jugar este año la Europa League ya que en liga terminaron en un pobre décimo tercer puesto) suponga un nuevo punto de inflexión para una institución distinta e histórica. Hoy hablamos de un equipo que hace décadas desde que ganó por última vez un partido en competiciones europeas.
Cabe destacar que la AAC tiene también hoy una sección de fútbol completamente amateur, compuesta exclusivamente por estudiantes o antiguos estudiantes y que juega en las categorías inferiores de Portugal. Hay una parte de aficionados al fútbol que reclaman para esta sección la herencia del histórico Académica de Coimbra previo a 1974.
Ya le he felicitado en su blog. La historia de los equipos que nos han tocado en este grupo pertenece en mayor o menor medida a esa parte «romántica» que aún queda en el fútbol. El Hapoel y el Viktoria con su clara vinculación con el trabajador de a pie, y La Académica y su relación con el ámbito universitario. Y encima son bastante asequibles, no nos podemos quejar: aprendemos historia del fútbol y nos podemos permitir poner a los menos habituales contra ellos.
Saludos.
Muchas gracias por tus palabras LH.
Todos los equipos de fútbol del mundo, pero especialmente los más antiguos, tienen una historia detrás que merece la pena conocer. Son instituciones centenarias que han aglutinado grandes grupos sociales en torno a si, muchas veces de forma antinatural o difícil de entender, lo cual es un fenómeno único. Este aspecto del fútbol, como fenómeno sociológico o incluso histórico, es fascinante pero está despreciado y repudiado por los reyes del «fútbol moderno». Ese en el que sólo existen dos equipos basados en conceptos tan románticos como el dinero, el poder y los títulos, y dónde el resto de comparsas son invitados que han aparecido de la nada y sobre los que es muy difícil entender como existen todavía porque tienen una función puramente cosmética. No interesa enseñar que detrás hay historia, sentimientos, orgullo,… razón de ser. Me parece repugnante esa lectura pero es la que hace la prensa «tradicional» y sus infinitos seguidores. Me parece repugnante que un artículo de este tipo, ¡sobre el rival de esta noche!, sea imposible de ver en la prensa que se compra, pero es lo que hay. Mi duda es si el tema no interesa o no interesa que interese.
Abrazos,
Muy buen artículo. Me encanta leer este tipo de historias sobre clubes que sin haber alcanzado una fama grandiosa podemos considerarlos históricos. Mis felicitaciones.
La gente agradece este tipo de artículos. Quizás no toda la que se merece el esfuerzo, el cariño y lo bien que los escribe don Ennio. En la prensa tradicional no se escriben este estilo de artículos porque lleva tiempo y creen que no venden.
Hay veces que un artículo de un periódico, sobre todos los digitales y salvo honrosas excepciones, sale antes que la noticia. Son las prisas, el escaso rigor, el querer salir antes que la competencia … Demasiadas cuestiones en las que los medios no están reparando.
Por eso, don Ennio, le agradezco enormemente estos tres artículos que ha escrito para forzaatleti. Y, por estos comentarios y por los que leo en twitter, los lectores también.
Un abrazo y muchas gracias de nuevo.