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El Atlético, a un partido del sueño

Llegó el momento. Todo atlético que se precie estará desde el comienzo de esta semana con un runrún en el estómago que no se quitará hasta el próximo jueves a las 11 de la noche. Noventa minutos (esperemos que no haya que llegar a los 120 o a la dramática tanda de penaltis) decidirán si, dos años después volvemos a vivir un sueño en esta ocasión en Bucarest.

Quién no ha dado una y otra vez vueltas a la cabeza estos días… «A ver si le da a Soldado por marcar nada más empezar», «a ver si Adrián pilla alguna contra y matamos la eliminatoria». Cualquier opción es posible, pero hace falta esperar para conocer el desenlace.

A juzgar por los méritos de uno y otro equipo en la ida, el Atlético de Madrid tenía que tener pie y medio en la gran final, pero dos desajustes a balón parado han sido autenticas bombonas de oxígeno para el Valencia, que saldrá a morder apoyado por una afición que, pese a sus desencuentros con el equipo durante la temporada, confía ciegamente en la remontada y en la clasificación para la final.

Sin embargo, hay que tener razones para el optimismo. El Atlético de Madrid va en clara línea ascendente con el borrón de lo sucedido en el derbi. Nueve victorias consecutivas en Europa no se consiguen todos los días y los de Simeone lo han conseguido. Además, el estado de forma de hombres clave como Falcao, Arda, Diego o Adrián invita a confiar en el equipo. Si los rojiblancos saltan a Mestalla como lo hicieron en el Calderón se ganará la eliminatoria.

Pero hay dos detalles que se me antojan vitales para no pasar apuros. El primero será saltar al campo con una concentración mayor a la habitual. El Valencia va a comenzar a morder porque ya no tienen nada que perder y un gol en contra en los minutos iniciales sería más que preocupante porque los de Emery se han convertido en expertos en remontadas como ya hicieron en la anterior eliminatoria ante el AZ Alkmaar. El segundo aspecto será marcar. Ahora mismo, confío en que el Atlético marque cuanto menos un gol, lo que obligaría al Valencia a tener que hacer tres tantos (un hecho que, salvo el Real Madrid, nadie ha hecho con Simeone en el banquillo).

Antecedentes de cómo jugar una eliminatoria a doble partido en Mestalla también tiene el Atlético de Madrid. Lo hizo la temporada del Doblete, cuando se dio un puñetazo en la mesa en Copa del Rey con un contundente 3-5 ante el que, a la postre, fue segundo clasificado por detrás de los colchoneros en Liga.

Tres lustros más tarde, el contragolpe y la pegada sirvió para sacar un valioso empate a dos goles en cuartos de final de una Europa League que terminó en las vitrinas del Vicente Calderón. Nuestro más reciente y preciado tesoro que ahora busca compañía.

Por tanto, confiemos en la plantilla. Hay buen ambiente, hay ilusión y hay toda una afición detrás como loca por revivir los mágicos momentos del Hamburgo Arena de hace dos temporadas. La final es posible, está al alcance de la mano. Solo hay que creer y seguir trabajando como hasta ahora.

Periodista en Eurosport Yahoo! Rojiblanco como bendito castigo y nostálgico del fútbol de antaño. Politeísta creyente en Gárate, Luis, Arteche y Calderón. Fernando Torres, el profeta.

Comentarios (2)

  1. Cuánta razón tiene usted con lo del runrún, me he sentido totalmente identificado. Esta vez incluso más nervioso que hace dos años, quizá porque esa vez era (éramos) más escépticos por la sequía de títulos. Yo no estaré tranquilo ni aún poniéndonos por delante pronto, porque es un resultado muy puñetero el de la ida. Eso sí, confío en el equipo en esta competición.

  2. Excelente artículo, claro que sí. Me sumo al comentario del runrún, también me he sentido muy identificado. Pero yo, más que un runrún, padezco un infarto permanente. Tengo en la cabeza partidos enteros que me he imaginado a lo largo de la semana (uno con triplete de Falcao, uno con magia de Arda, otro con la genialidad de Adrián…).
    En fin, sangre rojiblanca. Ánimo y gracias por el blog!