Podríamos preguntar ¿por qué el Atleti tiene que jugar dos partidos seguidos en casa a las diez de la noche? Podríamos preguntar quien decide los horarios de los partidos y cuál es el criterio para establecerlos. No sabríamos a quien preguntar porque nadie sabe quién decide los horarios. Podríamos preguntar y, sin embargo, nadie contestaría.
Podríamos preguntar, también, por qué la Liga española es la única del Universo conocido en la que cada uno de los partidos se juega a una hora diferente. Podríamos preguntar y, sin embargo, nadie nos contestaría.
Podríamos preguntar, también, por qué la Liga española tiene esas diferencias tan grandes en el reparto del dinero que pagan las televisiones por los derechos de retransmisión de los partidos. Podríamos preguntar a Florentino, a Laporta en su día, a Cerezo, a Del Nido, etc. Podríamos hacerles la pregunta y, sin embargo, no nos contestarían.
Podríamos preguntar a Javier Tebas por qué, de repente, salió un día a denunciar que él sabe que ha habido partidos que amañados. El tiempo ha pasado y Tebas nunca ha vuelto a hablar de este turbio asunto. Podríamos preguntarle si tiene alguna prueba en la que base tan grave denuncia. Podríamos preguntarle y, sin embargo, no nos contestaría.
Podríamos preguntar a los dirigentes por qué los clubes de fútbol deben un dineral a Hacienda. Podríamos preguntar a Hacienda por qué consiente que el fútbol español tenga una deuda tan enorme. Podríamos preguntar y, sin embargo, nadie nos contestaría.
Podríamos preguntar a Pérez Montero por qué quería que Courtois, aún conmocionado, abandonase el terreno de juego. Podríamos preguntarle, también, por qué no pitó el penalti que le hicieron a Diego Costa. Podríamos preguntarle y, sin embargo, no nos contestaría.
Podríamos preguntar por qué no sancionaron a Arbeloa por pisar a traición y por la espalda a Diego Costa. También, podríamos preguntar por qué no sancionaron a Pepe por «moquear» al delantero atlético y reírse en su cara cuando le sacaron una tarjeta amarilla. Podríamos preguntar y, sin embargo, nadie nos contestaría.
Podríamos preguntar por qué el árbitro que expulsa a Cristiano en San Mamés se va de vacaciones un mes a la nevera y Teixeira Vitienes, que masacró al Atlético y dejó de sancionar una entrada de un jugador del Almería a Tiago que le dejó lesionado para un mes se va de rositas. Podríamos preguntar y, sin embargo, nadie nos contestaría.
Podríamos preguntar a la prensa por qué no hace estas preguntas que los aficionados nos hacemos. Podríamos preguntárselo y, sin embargo, nadie nos contestaría.
Podríamos preguntar por qué el fútbol español está tan podrido y, sin embargo, nadie nos contestaría porque los aficionados somos la última de sus preocupaciones.