La derrota en Bilbao ha dejado en los paladares atléticos un amargo sabor. El mejor trago de una semifinal copera puede hacer olvidar el mal recuerdo de la que fue última visita rojiblanca a la mítica Catedral pero es momento de analizar lo sucedido, de buscar las causas de un patinazo que, aunque pueda maquillarse en forma de leve rasguño a la trayectoria colchonera, azota con violencia la estabilidad de una temporada inmaculada justo cuando llega el plato fuerte de la temporada.
Que no cunda el pánico. Es cierto que las cuatro derrotas en Liga coinciden justo con los cuatro equipos históricos de la competición. En alguna entrada con anterioridad se hablaba de los problemas del Atlético actual cuando se trata de dar el do de pecho en las grandes plazas, pero creo que la situación, aún con este importante defecto, no es para nada preocupante. De esta derrota hay que quedarse más que con la derrota con las sensaciones que deja.
Por primera vez en muchos años, el atlético extraña la derrota, ha dejado de estar acostumbrado a los fracasos y eso es algo que, aunque parezca poco importante, realmente supone la diferencia entre un equipo normal y un gran equipo. En ese mismo césped, ante ese mismo equipo se vivió hace poco más de un año la misma derrota (3-0) pero las cosas han cambiado mucho.
Puede que en cuanto a actitud y falta de oportunidades el partido del pasado domingo sea el más parecido al de la campaña anterior desde que llegó Simeone al banquillo rojiblanco pero ahora las derrotas no sientan igual. Ya no se bajan los brazos resignados a un sino que parecía habernos marcado a fuego la historia y que el Cholo se encargó de borrar de un plumazo en apenas un año. Ahora no se lloran las derrotas, se aprietan los puños y se trabaja para que no se vuelvan a repetir. Ahora una derrota nos pone un poco más complicado el título, antes nos apartaba de los puestos de Europa y, en el peor de los casos, nos acercaba al abismo del descenso.
La derrota fue la misma, sí, pero estoy convencido de que la reacción posterior será distinta. Cuando antes lo fácil era caer en espirales negativas, críticas a jugadores y malestar en la grada, ahora habrá unión en el vestuario, apoyo el próximo jueves ante el Sevilla en una más que ansiada semifinal copera y, por qué no pedirlo, respuesta en forma de victoria ante el equipo hispalense. Las ansias de revancha por la final de 2010 bien merecen un gran partido por parte del Atleti.
Como comentas, este Atleti se ha acostumbrado a no perder, y ésa es la mejor de las noticias.
La derrota llega contra otro histórico, pero el que peor está, con mucho, respecto a los otros tres, lo que hace que caer fuera especialmente inesperado.
No me gusta el juego del equipo fuera de casa, no ya sólo en las grandes plazas.
Pero como comentas no es preocupante, y confío en que, pese a la baja de Falcao, el jueves se conseguirá un buen resultado.
Un saludo
PD: Os invito a pasaros por mi blog. El jurado de 20 Minutos lo está evaluando y se agradecería «movimiento». Además, he hecho algún pequeño cambio en el diseño, espero que podáis apreciarlo. Ya me decís.