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Fue el propio Miguel Ángel Gil el que se desplazó a Turquía a negociar el traspaso de Arda Turan al Atlético de Madrid.  En un primer intento, las negociaciones no fructificaron en beneficio de los intereses del Atleti. En un acto poco común, el presidente del Galatasaray hizo público en la página web de su club un fax en el que se recogía una oferta de 11 millones de euros. En el ánimo de todos nosotros quedó que el fichaje de Turan sería uno de tantos rumores sin consecuencias que se producen a lo largo de los últimos años.

Sin embargó, el club insistió de nuevo en verano. Esta vez con más eficacia que la anterior y por fin Turan pudo vestirse de rojiblanco. No fue el fichaje de más renombre de los que hizo el Atleti: Falcao y Diego ensombrecieron al turco en las primeras semanas de la temporada. Él era una figura del fútbol de su país. Ahora le correspondía retirarse tres pasos para dejar el protagonismo a otros compañeros con más fama que él.

Los aficionados lo recibimos con recelo. Arda Turan no llegaría lejos, era la sentencia que todos emitíamos, incluso antes de que se iniciara la pretemporada. Pero lo tenía claro, quería salir de Turquía y jugar en el Atlético de Madrid. No le importaba dejar a su familia, a sus amigos, cambiar de barrio.

Pero quién había tenido como campo de fútbol la calle, como portería una puerta de garaje y como césped el asfalto, no iba a claudicar al primer contratiempo.

Poco a poco Arda ha ido haciéndose imprescindible. Bullicioso e indomable. Su entrega, su lucha y su calidad futbolística nadie las cuestiona. El Atlético no juega igual con Turan que sin él. Pudo comprobarse esta semana en menos de tres días. El domingo, contra el Mallorca, no jugó de inicio y el Atleti salió adormecido, sin chispa. El miércoles, nada más sacar de centro, Arda Turan cogió el balón y enfiló la portería como si fuera el último instante del partido. Toda una declaración de intenciones que matendría a durante todo el partido.

Aunque los focos y la mayoría de titulares fueron para Falcao por sus dos goles, el Atlético de Madrid se enganchó a Turan para conseguir una valiosa victoria. Fue el principal responsable de que el Atleti encarrilara el partido cuando encontró a Adrián en la frontal del área bilbaína en la jugada del primer gol rojiblanco. Ya lo había hecho antes, en el partido contra el Besiktas, el primer gol del Atleti también nació de sus botas.

Precisamente, aprovechando el viaje a Turquía para disputar este partido, el club, que en estas cuestiones de comunicación anda muy fino últimamente, ha realizado un reportaje en el que puede verse a su familia, el barrio donde nació y vivió Arda, su primer campo de entrenamiento, su equipo de juventud. Un emotivo vídeo sobre un jugador de fútbol que quiso salir de su país y salió, que quiere triunfar en el fútbol europeo y, a buen seguro, triunfará.

Siendo un niño, en los interminables ratos de juego con sus amigos en la calle, su objetivo era hacer resonar una y otra vez la puerta de garaje metálica reconvertida en portería. Cantando gol cada vez que la pelota impactaba en ella. Soñando que algún día, lejos de su país, 50.000 personas gritarían gol con él y corearían su nombre al unísono: Arda Turan, Arda Turan, Arda Turan, Arda Turan, … El día ha llegado. El sueño se ha hecho realidad.